



Como si de una reunificación familiar se tratase, la banda sevillana Conmutadores acomete su cuarto álbum “Counterattack” (Lumiére Noire Musique / 2015, y distribuido por Green Ufos) recomponiendo su formación inicial de 4 miembros, con la reincorporación de Xelö Rico a los sintetizadores, acompañando de nuevo en los directos al alma incombustible del electropop nacional Juanimisterfly (programaciones, guitarras y bajo), a su inseparable José Blond (batería y percusión electrónica), y al enérgico frontman Victor M, la insinuante voz que con sus letras cantadas en inglés sigue derrochando personalidad y aportando dimensión europea a este proyecto en continuo crecimiento.
Y es que, según apunta su título (contraataque), el cuarto trabajo en estudio de Conmutadores constituye su disco más transgresor, ambicioso y contundente hasta la fecha. Tal como anticipaban en “Gun”, un primer single vibrante de estribillo épico, vocoder glorioso y teclados arrebatadores, Juanimisterfly y sus guerreros sorprenden en “Counterattack” con una apabullante sucesión de temas espectaculares de estribillos perdurables y efectivos, voces agresivas, estructuras impecables de bases ultraadictivas y un recurrente uso del vocoder, manteniendo un más que digno nivel a la altura de tan excelente carta de presentación.
Sin renunciar del todo al pop electrónico más ortodoxo y depechero de “Rain in Betania” o “It’s my time”, se han propuesto trascender con obstinada convicción la etiqueta de synthpop de profundas influencias ochenteras que caracterizaba sus anteriores entregas, llamando a las puertas de la escena más representativa del EBM centroeuropeo y nórdico, ya sea con la fiereza de “Faith in you” propia de los noruegos Apoptygma Berzerk, el intrigante magnetismo del vocoder en la semiindustrial “Counterattack”, o la discotequera ““Bring on the night” (espectacular versión que transforma la delicadeza soul del tema original de Sting en pura energía para la pista de baile), y entregándose al mismo tiempo a la vanguardia electrónica más estimulante en la línea de bandas como los británicos Crystal Castles o los nacionales Cycle, como demuestran el formidable single “Gun”, la atrayente oscuridad de la radical y adictiva “I am”, la rabia nostálgica de “Lies, lies and more lies” o la gelidez de los teclados de “You are cynical”.
El disco no concede ninguna tregua hasta la emotiva despedida con “F103”, breve pieza instrumental de seductores teclados, un claro homenaje a OMD de tal brillantez que, de haberse convertido en un tema completo con letra y duración adecuada, sería cuestión de oportunidad, justicia y sentido común que, con semejantes credenciales, Andy McCluskey los reclamase como teloneros.



