El cine de Semana Santa
Diario de un escándalo
Dos mujeres con afectividades equivocadas constituyen el eje argumental sobre el que gira este interesante y obsesivo thriller psicológico Diario de un escándalo. Historia de traiciones, secretos, engaños y de amistad enfermiza con un exclusivo colegio privado británico como telón de fondo, que tiene dos claros referentes cinéfilos. De un lado Mujer blanca soltera busca y de otro la excepcional La calumnia, donde Audrey Hepburn nos regaló una de sus mejores interpretaciones.
En este Diario de un escándalo tenemos de un lado a Bárbara. Una vampira del amor, una virgen física y sentimentalmente, una despótica profesora sesentona cuya única compañía en su impenetrable soledad son su gata y un diario en el que anota su día a día sin ocultar juicios de valor repletos de cinismo y amargura.
Bárbara es una profesora a punto de jubilarse cuya solitaria vida cambia radicalmente cuando llega hasta el instituto una nueva profesora de arte, Sheba Bart. Una treintañera que lleva una vida matrimonial aparentemente feliz en la que el centro de atención es el hijo de su pareja, disminuido psíquico. Pero Sheba también entiende erróneamente la afectividad y acaba tirándose a los brazos de uno de sus alumnos, de apenas 15 años.
Cuando Bárbara descubre a su idolatrada maestra en manos de un imberbe, amenaza con revelar el terrible secreto al esposo de Sheba y al mundo entero. Los propios secretos y las siniestras obsesiones de Barbara salen a primer plano con estrépito, exponiendo los engaños que se ocultan en el núcleo de las vidas de ambas protagonistas.
Richard Eyre (Belleza prohibida, Iris) dirige certeramente este film basado en una novela de éxito en el Reino Unido. Eyre desgrana perfectamente la turbiedad y obscenidad afectiva de estas dos mujeres al límite de su vida y el amor. Sólo me chirría un tanto el final del drama, sobre todo esa escena en la que la Blanchett, en pleno arrebato de furia, se enfrenta a la prensa.
Sin duda, lo mejor de este thriller sean sus dos intérpretes, Judi Dench y Cate Blanchett, que ofrecen todo un recital por el que estuvieron nominadas al Oscar. Judi Dench saca toda la complejidad de esta mujer agónica en su amor, obsesiva en su pasión, peligrosa cuando todo sale mal pero de semblante friamente impasible ante el dolor. Y Cate Blanchett dota a Sheba de la fragilidad necesaria para un personaje que se crece poco a poco a medida que avanza el metraje.
Diario de un escándalo es una historia de engaños y amistad entendida como vampirismo emocional en el que destacan sus dos intérpertes. Puntuación: 4 estrellas.
Días de gloria
Más de 130.000 soldados ‘indígenas’ de las colonias que Francia mantenía en África se alistaron al ejército francés para defender a la metrópoli de la invasión nazi durante la II Guerra Mundial. Dieron sus vidas por un país que ni conocían. Pero el honor, la dignidad y la valentía no se premió por igual al término de la guerra y estos soldados cayeron en un olvido aumentado por el hecho de que sus pensiones como ex combatientes eran menores a las que cobraban el resto de soldados franceses.
El director Rachid Bouchareb ha construido en Días de gloria un magnífico relato de personas que encontraron el valor suficiente para luchar unidos en una causa común y arroja luz sobre las historias de estos heróicos soldados injustamente olvidados.
Bouchareb construye un film que combina con habilidad las escenas bélicas con esas otras que nos muestran la personalidad de los cuatro soldados argelinos protagonistas que, pudiendo vivir tranquilamente en sus aldeas del desierto, deciden luchar contra los alemanes.
La película, nominada al Oscar en la categoría de mejor película extranjera, ha sido vista por más de 3 millones de espectadores en Francia donde, además de cosechar un gran éxito, ha tenido un importante calado social.
De hecho, tras una proyección privada cuentan que la mujer de Jacques Chirac le incitó a que resolviera esta colosal injusticia diciéndole: “Jacques, tienes que hacer algo”. Y dicho y hecho, el primer ministro francés aprobó hace pocos meses una ley que reconocía el valor de estos soldados en la defensa de Francia y zanjaba la discriminación y el olvido padecidos históricamente.
Días de gloria es un poderoso film bélico sobre el valor y la unidad. Puntuación: 4 estrellas.
Las vacaciones de Mr. Bean
Alabo el intento pero… el personaje de Mr. Bean no funciona en cine. Y desconozco el motivo. Quizá sea que 90 minutos con sus mismas gracietas repetidas hasta la saciedad se hacen demasiado largos o que el personaje ha dado ya todo de sí mismo y toca dejarle descansar para que su recuerdo no se desvirtúe con meteduras de pata como estas vacaciones por Francia.
El propio Rowan Atkinson lo comentaba hace unos días en Madrid y tiene razón: no debería volver Mr. Bean. El cómico británico es consciente de los enormes fallos y carencias de las que adolecía la primera versión fílmica rodada hace 10 años y que pasó sin pena ni gloria por las carteleras.
En Las vacaciones de Mr. Bean se produce un regreso a las claves humorísticas que hicieron célebre al personaje en su show televisivo: humor sin palabras, situaciones impredecibles, metamorfosis constante de un personaje tan adorable como odioso.
Pero el resultado es distinto una vez más. Los gags parecen gastados, las situaciones suenan a vistas anteriormente y, lo peor de todo, algunas escenas cómicas que podían haber funcionado bien se desperdician con una alarmante falta de talento (el sorteo del premio, el retrete en la cabaña de madera, la llegada a Cannes…)
Los únicos momentos divertidos son la escena en el restaurante comiendo ostras y la evidente crítica que se realiza a los festivales de cine y a las películas con ínfulas de grandeza que en ellos se exhiben.
Esta película es el injusto final para un personaje, necesitado de unas auténticas vacaciones, que nos ha regalado grandísimos momentos de humor en los 90. A la altura en grandeza y vis cómica con Buster Keaton, Charles Chaplin, Jacques Tati o Peter Sellers, el personaje encarnado por Rowan Atkinson era el último bastión del clasicismo humorístico. Lo peor de todo es que ese estilo de hacer reír con pocos recursos y mucho talento, hoy no está presente en las nuevas generaciones de humoristas. Muestra de ello es esa serie tan irritante llamada Little Britain.
Las vacaciones de Mr. Bean es un rocambolesco final para un personaje que merecía mucho más. Puntuación: 1 estrella.
Harsh Times. Vidas al límite
“Del guionista de Training Day”, dicen los carteles que intentan convencernos de que paguemos por ver la ópera prima de David Ayer, Harsh Times, a la que en España le han puesto el sobretítulo de Vidas al límite.
Y se nota, claro, que es suyo este thriller de acción, más que nada por las numerosas similitudes que uno encuentra entre la historia de este Rambo moderno y la de aquel policía encarnado por Denzel Washington que extorsionaba y manejaba el cotarro entre los delincuentes en la pelín hipervalorada Training Day, de Antoine Fuqua.
Para empezar, se ambienta en el mismo barrio de Los Ángeles donde se palpa permanentemente la violencia, el peligro y la delincuencia. Y para continuar, los protagonistas son una pareja que mantiene una extraña unión que se retroalimenta en las fortalezas personales del contrario para satisfacer sus debilidades y carencias individuales.
En este caso, es un chico trabajador y honesto, Mike Alvarez (Freddy Rodríguez de A dos metros bajo tierra) el que se siente atraído por la magnética personalidad de un violento y perturbado ex militar de la guerra del Golfo, Jim David (Christian Bale) cuya única pretensión vital es aprovechar su hoja de servicios prestados para entrar en algún cuerpo policial y poder así usar la violencia justificadamente.
Si en Training Day se notaba una coherencia a la hora de construir el film, en estas Vidas al límite sólo encuentro escasez de ideas, falta de talento y una historia tan predecible como aburrida, caricaturesca y sobrada. Por cierto, ¿para qué contrataron a Eva Longoria?
Ya lo dijo esta semana pasada Antoine Fuqua en Madrid: “Creo que David Ayer se ha dado cuenta de que es más difícil plasmar en imágenes una historia que escribirla”. A tenor de lo visto, no me cabe duda.
Harsh times. Vidas al límite está sólo destinada a quienes flipen con personajes malotes y dosis (tampoco tantas) de violencia. Puntuación: 1 estrella.
Fundido a negro
Aprovechando que Orson Welles fue uno de los maestros del thriller y un tipo enigmático, impulsivo y desconcertante, el guionista y director Oliver Parker ha decidido convertir a Welles en el protagonista de una intriga política al estilo de Sed de mal o La dama de Shangai, con la que guarda ciertos paralelismos.
Parker fabula con la posibilidad de que Welles se hubiera visto envuelto en medio de una conspiración anticomunista auspiciada por la derecha italiana y el ejército norteamericano en la Italia de la postguerra, adonde Welles llega para rodar una película como actor y, de paso, huir del acoso de la prensa tras su ruptura con Riya Hayworth.
Todo comienza cuando un actor de la película muere en el transcurso del rodaje misteriosamente asesinado. Orson Welles comienza a tirar del hilo ayudado por la hija del actor y coprotagonista de la película, la actriz Lea Padovani, y Tomasso, su chófer durante la estancia en Italia.
Previsible hasta el extremo, intranscendente, trivial, Fundido a negro se deja ver y tiene la ventaja de que cuando uno sale del cine, se olvida fácilmente de ella. Danny Huston interpreta, con cierto aplomo y veracidad, a Orson Welles. A Paz Vega la vemos bien caracterizada como Lea Padovani hablando en un suelto italiano y Diego Luna se queda permanentemente fuera de juego en su papel de Tomasso. El cuarto reclamo interpretativo es Christopher Walken, que se limita a cumplir con el expediente.
Fundido a negro es un insípido thriller político, bien ambientado, pero que tampoco aporta nada nuevo. Puntuación: 2 estrellas.
El buen pastor
Estreno 4 de abril
Confiesa Robert de Niro que llevaba más de diez años soñando con rodar una película que arrojara algo de luz sobre los métodos profesionales de los espías. Gentes en su mayoría anónimas que controlan nuestro mundo hasta unos límites inimaginables.
La oportunidad le llegó cuando recibió un guión de Eric Roth (Munich) en el que se contaba la historia de uno de los fundadores de la CIA. De Niro no se lo pensó dos veces y logró financiación para sacar adelante el proyecto a través de su productora, Tribeca Films.
Ayudado por un ex agente de la CIA en Afganistán ya jubilado, recorrió Europa y Asia para comprobar con sus propios ojos lo que quería contar en su película: ni más ni menos que el alto peaje personal y profesional que pagan los espías por servir a su país. Pero también las conspiraciones y extorsiones que se esconden en ese oficio tan discreto como arriesgado.
El buen pastor centra todo su interés narrativo en torno a la figura de un joven llamado Edward Wilson. La película narra más de 30 años en la historia de este joven estudiante de Yale cuya vida se transforma al ser invitado a entrar en una sociedad secreta. Su inteligencia y patriotismo no pasan desapercibidas y es invitado a unirse a la Agencia de Servicios Estratégicos, precursora de la CIA, que durante la II Guerra Mundial operó en Londres y en el Berlín de la postguerra.
Su excelente tarea es reconocida y entra a formar parte del servicio exterior de la CIA, donde llevará a cabo importantes operaciones contra la expansión comunista. Sin embargo, en su ámbito privado Wilson es un tipo sin capacidad de decisión, ni siquiera de la persona con la que se casa.
De Niro demuestra ser un perfecto conocedor del oficio y rueda de forma clásica, centrando toda su atención en los actores con absoluta sobriedad. El reparto es impresionante: Matt Damon, Angelina Jolie, Tammy Blanchard, John Turturro, Alec Baldwin, Billy Crudup, William Hurt o el propio De Niro en una breve aparición.
Pero el resultado final de El buen pastor se ve ensombrecido por un exceso de ambición en su planteamiento como demuestra su injustificado metraje: 2 horas y 45 minutos. Esto lleva a un cierto agotamiento en el seguimiento de una película demasiado fragmentada temporalmente y en la que la predecible trama familiar no termina de funcionar. Un último detalle: ¿Cómo es posible que pasen 30 años y sus protagonistas tengan prácticamente el mismo rostro? ¿Dónde hay que firmar?
El buen pastor es un trabajo inteligentemente rodado pero muy mal contado y cuyo excesivo metraje no se justifica. Puntuación: 2 estrellas.
La cosecha
Estreno 4 de abril
Otro film de suspense que se adentra en la América profunda y reaccionaria para mostrarnos la delgada línea que para algunos iluminados separa la fe y la ciencia. La cosecha sitúa la acción en un pueblito de Louisiana en el que parece que se vuelven a cumplir las once plagas bíblicas que Jahvé lanzó contra Egipto. Y qué mejor que estrenarla en Semana Santa.
Hasta el pueblo llega otro personaje característico de estas historias. En esta ocasión es Katherine, una antigua monja protestante que colgó los hábitos después de que su marido e hijo perdieran la vida en una de sus misiones en Sudán.
Ahora, reniega de cualquier milagro religioso y como profesora universitaria especializada en este ámbito, se dedica a investigar todos los supuestos casos de estatuas que lloran y santos que aparecen pintados en la pared. Vamos, que con Ikér Jiménez se llevaría muy bien. No os desvelaré qué mas sucede para no quitaros lo poco de interesante en este film.
La cosecha es una permanente sucesión de tópicos narrativos mil veces vistos en este tipo de cine. No aporta nada nuevo y sospecho que tampoco lo pretende. Conservadora, soporífera y bastante mediocre, uno sale de verla pensando en por qué una actriz como Hillary Swank se permite el lujo de vez en cuando de aceptar encargos como este.
La cosecha es una constante sucesión de tópicos de cine de suspense barato cn un guión forzado al extremo. Puntuación: 1 estrella.
Moscow Zero
Estreno 4 de abril
Sólo como una tediosa broma de mal gusto o como un grandísimo disparate puede calificarse una película tan presuntuosa, anodina e inexplicable como Moscow Zero.
Subproducto uno no sabe muy bien de qué genero rodado con producción mayoritariamente española y un alucinante reparto internacional que da que pensar, sobre todo en la marca de alcohol que ingirieron actores como Val Kilmer o Joaquim de Almeida para tragar con este guión.
La peliculita pretende hacernos creer que las puertas del infierno se esconden en los mismísimos subterráneos de Moscú. La historia parte de un hecho real. Cientos de moscovitas residen debido a la pobreza y el frío extremos en la gigantesca red de galerías subterráneas que horada el suelo de la capital rusa.
Como empiezo a estar mayor para que un pressbook me explique lo que acabo de presenciar, sólo os diré que el ridículo guión nos presenta a un antropólogo que desciende hasta este lugar para investigar la verdad sobre unos asesinatos que se producen en esa red de túneles y que se atribuye a unos seres misteriosos, sombras de demonios atrapados en este mundo. Y como el antropólogo también desaparece, otro grupo con un cura (¿?) al frente van a buscarle. Salen monjas, niños fantasmas corriendo de un lado para otro sin sentido alguno y hasta una sociedad secreta que habita allí. O algo parecido.
Mal escrita, peor contada, fatalmente interpretada, estúpidamente dirigida, Moscow Zero es uno de los mayores engaños en lo que va de año. La directora, una pretenciosa muchacha que sólo firma como Luna (ahí queda eso), nos intenta engañar hasta en el cartel de la película, que presenta como principal reclamo la imagen distorsionada de ese pésimo actor llamado Val Kilmer como si éste fuera su protagonista, cuando en verdad apenas si le vemos en tres escenas. Aún habrá quien pique en el anzuelo.
Moscow Zero es un grandísimo disparate que nunca debió ser rodado. Puntuación: 0
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