25/05/08 sesión golfa por Iván Trash  

Iván Trash nos va a comentar regularmete sobre los próximos estrenos de cine.

 

 

 

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

Puntuación: 3 estrellas

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristalHacía 20 años que el disciplinado profesor universitario y aventurero arqueólogo Henry Jones no se enfundaba su chaqueta de cuero, se ceñía su sombrero y agitaba el látigo con furia en la gran pantalla. Dos décadas en las que el entretenimiento cinematográfico ha sufrido notables alteraciones –mayor ligereza, guiones lineales, aumento de la violencia explícita, desarrollo de complejos efectos especiales- que han convertido, lo queramos o no, a la trilogía de Indiana Jones en una reliquia del género de aventuras
Existían dos dudas en el regreso a la gran pantalla de Indiana Jones. La primera era saber si George Lucas y Steven Spielberg harían acopio de efectos especiales de última generación o, por el contrario, optarían por mantener la acción fiel a su esencia. Y la segunda duda era saber qué respuesta darían los espectadores actuales ante el regreso del héroe
El  segundo misterio lo resolverá la taquilla dentro de unos días, pero al primero ya tenemos respuesta: Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal es bastante fiel a la esencia de la trilogía. A sus 65 años, Harrison Ford corre, salta, blande el látigo y pelea con los ‘malos’ en decorados creados en su mayoría con escuadra y cartabón.
La nueva entrega es muy entretenida, tiene ritmo y te engancha en casi todo su metraje. Pero la mano de Lucas se nota más de la cuenta. Algunas escenas de acción están sobredimensionadas y carecen de la ‘veracidad’ de anteriores entregas. Aunque se resuelven correctamente, las larguísimas persecuciones y sobre todo el tramo final de la cinta adolecen de los excesos a los que acostumbra George Lucas.
Un apunte que nos lleva al único problema de la cinta: el guión. Han sido muchos los guiones rechazados (entre ellos uno de M. Night Shyamalan) hasta que David Koepp se hizo cargo de su reescritura, bajo la mismísima presión de un Harrison Ford que puso como fecha tope el 2008 para su estreno.
A pesar de que Koepp se esfuerza en crear un guión que se distancie de las anteriores partes de la saga, las similitudes con la tercera son indiscutibles. Steven Spielberg ha logrado que el guión introduzca todas sus obsesiones artísticas: desde los extraterrestres hasta la amenaza nuclear. Pero eso sí, los diálogos no fluyen con tanta rapidez y amenidad como antes, las persecuciones  son algo excesivas y aunque los actores imprimen el fuerte carácter necesario a sus personajes, los malos no son tan carismáticos.
Lo mejor: El reparto, sobre todo la espléndida y algo desaprovechada Cate Blanchett.
Lo peor: La ausencia de escenas memorables. ¿A qué todos recuerdan la bola de piedra rodante de la segunda parte?


Antes que el diablo sepa que has muerto

Puntuación: 4,5 estrellas.

Antes que el diablo sepa que has muertoHace tres meses que se estrenó la desesperante En el punto de mira, thriller que jugaba con el tiempo, avanzando y retrocediendo una y otra vez sobre el mismo hecho: el atentado contra el presidente de los Estados Unidos. Y ha hecho falta más de medio año para que en nuestro país se hayan decidido a estrenar la nueva película del octogenario director Sydney Lumet, que tiene el apetecible título de “Antes que el diablo sepa que has muerto”.
Quienes ahora acudan a ver este intenso, soberbio, exhausto thriller no podrán evitar establecer analogías con En el punto de mira, y más de uno que alucinará con los retrocesos temporales y cambios de perspectiva de aquella, caerá rendido ante la genialidad, negrura y soberbio hacer del maestro Lumet, hábil compositor de un enrocado y agotador puzzle en torno al poder, el dinero y la corrupción.
También los que se desencantaran con la última cinta de Woody Allen, El sueño de Casandra, encontrarán aquí una historia más intensa y acerada partiendo del mismo eje temático: la búsqueda urgente de dinero fácil por parte de dos hermanos de clase burguesa, que planean el atraco perfecto que salvará sus vidas.
Con precisión milimétrica, Lumet desmonta el atraco en varias piezas, avanzando y retrocediendo en el tiempo para recomponer con magistral habilidad el enrocado puzzle en el que no falta la traición, el sentimiento de culpa y la ambición. Poco a poco, el thriller va cediendo espacio a un intenso y durísimo drama familiar frente al que cuesta mucho mantenerse indiferente.
Entre medias, Lumet sale victorioso de los diversos riesgos que asume. El mayor de ellos es la detención de la imagen y la colocación de carteles informativos para que el espectador no pierda ni un solo ápice de la trama. Una delicada decisión que en manos inexpertas hubiera dado al traste o al habitual abuso de la voz en off, pero que en esta ocasión el director logra que fluya con naturalidad y energía.
Demostrando su probada habilidad en la dirección de actores, el cineasta saca oro de sus actores. El siempre irreprochable Philip Seymour Hoffman –¡que le den otro Oscar, por favor!- se come la pantalla desde el sorprendente y difícil inicio hasta el final. La réplica se la pega con una eficaz precisión el habitualmente irregular Ethan Hawke, que aquí está simplemente glorioso. Marisa Tomei y el carismático Albert Finney contribuyen con su oficio a forjar uno de los repartos más acertados del año.
Lo mejor: La habilidad demostrada en el complejo montaje.
Lo peor: La cantidad de veces que su distribuidora cambió la fecha de estreno.


Abrígate

Puntuación: 1 estrella

AbrígateLa ópera prima del director gallego Ramón Costafreda es otro claro ejemplo de cómo las iniciales intenciones de un autor se diluyen como un azucarillo en el café a medida que los fotogramas avanzan.
Es “Abrígate” una ópera prima digna en su planteamiento aunque poco honesta en su forma, sobre todo cuando te das cuenta de que bajo su piel anida constantemente la indigesta pretenciosidad de obras aclamadas por la modernidad como Amelie.
Es una película tan mínima en sus formas que sales del cine pensando que en realidad la historia no daba más que para un cortometraje, que te han endosado paja a borbotones para rellenar una trama débil, insustancial, pretenciosa, a base de historias secundarias que poco o nada interesan.
Costafreda intenta sin lograrlo hablar del amor –del perdido y del que está por llegar-, de las segundas oportunidades, de encontrar tu lugar en el mundo sin que en ningún momento el espectador pueda empatizar con personajes tan fríos, siempre al borde de lo desesperante, lo esperpéntico o lo inconcebible.
Y te asusta pensar que el director haya parido a medias tan fallido guión junto al autor de una obra conmovedora como El hijo de la novia. Que un tipo con tanto talento como Fernando Castets haya errado tan estrepitosamente al mezclar el drama costumbrista con el romántico, la comedia sentimental con el lirismo exagerado –atención a la somnolienta historia de la peluquera o a la ridícula del tipo del acantilado-.
Porque cuesta creer que de la mente del autor de Luna de avellaneda hayan salido personajes tan indigestos, impensables, desdibujados, con unos diálogos tan monótonos, presuntuosos y surrealistas como los de Abrígate. Que a un actor tan versátil como Félix Gómez se le note tan abigarrado, apático y distante, que le cueste encontrar complejidad a su anodino personaje.
Lo mejor: Habrá que darle otra oportunidad al director.
Lo peor: La ridícula reaparición del hombre del acantilado. 

 

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