[REC]
Puntuación: 3 estrellas
Una reportera y un cámara están haciendo un reportaje en una estación de bomberos con la intención de retratar su día a día laboral. Pero justo cuando todo parecía indicar que la noche sería de lo más anodino, una intervención rutinaria en un domicilio obliga a bomberos, periodistas y vecinos del inmueble a enfrentarse a un terror siniestro y maligno ante el cual lo único que pueden hacer es "seguir grabando como sea" para que alguien sepa la verdad de lo que ha ocurrido en esa comunidad de vecinos.
[REC] es, por encima de todo, el primer film que une el terror psicológico característico del cine norteamericano y el costumbrismo del español. Esta vez el terror no sucede en una remota casa de Texas o en un pueblo sureño maldito, sino en un cochambroso edificio de Barcelona habitado por unos vecinos totalmente reconocibles que matan en camisón y son presentados con bastante ironía y una pizca de mala leche.
La verosimilitud de los hechos narrados es el aspecto más logrado de esta trepidante y claustrofóbica historia. Por ello casi ninguno de los actores es conocido para el gran público, y está rodada a modo de falso reportaje televisivo, en el que el horror sucede ante los ojos de personajes y actores en tiempo real. Una deconstrucción de las claves cinematográficas ideal para la nueva generación MTV y ‘Youtube’, la que ahora abarrota las salas y consume cine.
Sus directores, Jaume Balagueró (Frágiles, Los sin nombre), y Carlos Plaza (Romasanta) pertenecen a la nueva hornada de cineastas españoles que ruedan cine de género aunque su único título juntos hasta la fecha sea... ¡el falso documental de la primera edición de Operación Triunfo!
Balagueró y Plaza manejan con enorme precisión los elementos clave del género de suspense, sabedores de que el auténtico terror no procede de la exhibición de vísceras o los ‘psicokillers’ despiadados, sino del propio espectador al que se le proporciona la información justa para que su imaginación se ponga a trabajar. Aún así cabía esperar que [REC] no se quedara en un punto intermedio entre El proyecto de la bruja de Blair y 28 días después. Un hecho que al espectador más avezado le proporciona demasiadas pistas.
Lo mejor: El tramo medio, realmente frenético.
Lo peor: Se llega a casa mirando mal a tus vecinos.
Beowulf
Puntuación: 2 estrellas
Hace ya tres años que el director Robert Zemeckis se propuso explorar nuevos horizontes en el tratamiento y uso de la imagen a través del ordenador. De esas investigaciones surgió un nuevo formato de imagen que denominó de "captación del movimiento".
Esta técnica, mediante la que rodó Polar Express, consiste en capturar los movimientos de los actores y digitalizarlos posteriormente para reconstruir toda su interpretación mediante el ordenador. Mediante este sistema han rodado la leyenda épica Beowulf. Ambientada en una época imaginaria repleta de héroes y monstruos, Beowulf es el poema épico más antiguo en idioma inglés que ha llegado hasta nuestros días.
La leyenda presenta a un hombre valiente y arrogante, de enorme fortaleza y excepcionales habilidades en la lucha, que llega hasta un recóndito reino de Dinamarca para aniquilar a Grendel, un abominable monstruo -que Zemeckis retrata como un gigantesco Golum desfigurado- que aterroriza a las gentes del lugar.
La adaptación al cine contiene muchos de los personajes y temas del poema épico: grandes monstruos y héroes, el eterno conflicto entre el bien y el mal, y una exploración concienzuda de la naturaleza del valor y la gloria. Para dar vida a los personajes, el ordenador ha recreado digitalmente los gestos y movimientos de Anthony Hopkins, John Malkovich, Ray Winstone Robin Wright Penn y Angelina Jolie, espectacular emergiendo desnuda del agua aunque su intervención sea más que mínima.
Zemeckis ha perfeccionado notablemente la técnica digital y para demostrárnoslo regala complejas escenas multitudinarias y escenas de batallas espectaculares. Pero como ya sucedió en Polar Express, este proceso digital evidencia síntomas de rigidez anticinematográfica y uno tiene la sensación permanente de estar delante de la pantalla gigante de una videoconsola.
A nada que se rasca un poco, la película hace aguas por un guión plano, carente de emoción, frío, superficial, con chistes gruesos sin gracia. Una narración que pierde la oportunidad de sacar a flote la enrevesada psicología del protagonista, un héroe guerrero, una bestia que lucha contra una maldición para terminar convertido en un gobernante maldito a causa de su avaricia y tentaciones, y en un marido hosco y huraño.
Si no os importa aguantar durante dos horas unas gafas de cartón, os recomiendo que os toméis la molestia de ir a estos cines y disfrutar de la perfecta simbiosis de realidad y fantasía que logra esta técnica. En Madrid, se puede ver en los Kinépolis de Pozuelo, Heron City de Las Rozas y Yelmo Tres Aguas de Alcorcón. En Barcelona en La Maquinista. En los Imax de Barakaldo, Málaga y Murcia. En la sala Neocine Thader de Murcia. En los Acec Punt de Alzira; y en los Yelmo Sur de Jerez de la Frontera.
Lo mejor: El final, esa mirada letal y turbadora.
Lo peor: Muchas escenas, sobre todo del principio, se han diseñado para el mero lucimiento tecnológico.
La sombra del reino
Puntuación: 1 estrella
Ya os anticipé hace apenas dos semanas que se avecinaba un auténtico aluvión de estrenos con el transfondo de la intervención norteamericana en Irak y el terrorismo internacional. Y como en botica, los hay para todos los gustos e ideologías.
Esta vez toca satisfacer a los espectadores conservadores que no irían ni en broma a ver cómo Robert Redford les alerta de las mentiras de los gobiernos y medios de comunicación o pagarían por comprobar la falta de escrúpulos y misericordia de los soldados en tierras árabes que nos pinta Brian de Palma.
Da que pensar que Matthem Michael Carnaghan, el guionista de Leones por corderos, se apunte también la autoría de La sombra del reino, thriller de acción en el que parece en su discutible final justificar la intervención militar ante la incapacidad de las autoridades saudíes para resolver el atentado que en el brutal y demoledor comienzo de la cinta sega la vida a cien ciudadanos y dos norteamericanos.
Y como la vida de dos norteamericanos vale mucho más que otras, hasta Arabía Saudí se desplaza para hallar a los culpables un cuerpo de élite del FBI, comandado por Jamie Foxx, actor a cuyas contradicciones a la hora de elegir papeles un día deberíamos dedicarle algo más que unas cuantas líneas.
Facturado todo a un ritmo frenético, el director Peter Berg (producido por ese terror de la acción llamado Michael Mann) envuelve y pone el lacito a una cinta entretenida pero que interesa bastante poco. Y eso a pesar de que se nos presenta al comienzo de la película una ristra de datos sobre política internacional y sus autores nos intentan convencer de sus buenas intenciones reflejando tibiamente otros puntos de vista sobre el conflicto. No cuela.
Lo mejor: Se intenta aleccionar al espectador sobre la situación en esa región del planeta.
Lo peor: Qué buenos son los americanos y qué malos los terroristas.
Arritmia
Puntuación: 2 estrellas
Es esta una de esas películas pequeñitas que sin hacer excesivo ruido llegan a las salas para instalarse durante apenas una semana (con suerte). Así que si os interesa verla, habéis oído hablar de ella, os la han recomendado o qué se yo, no lo dejéis para el fin de semana que viene o apuntaros el título y la pilláis en DVD.
Arritmia ni os la recomiendo fervorosamente ni tampoco creo que sea un trabajo destinado al olvido. Es notable el trabajo del director Vicente Peñarrocha, que en su segundo trabajo (el anterior fue la mediocre Fuera del Cuerpo) pretende demostrarnos que es posible contar las historias más miserables desde un prisma lírico, onírico, metafórico.
Esta vez es la historia de un preso de Guantánamo que logra milagrosamente escapar de la prisión y es recogido en la playa por un cubano que le transporta hasta La Habana, ciudad en la que el prófugo conoce a una bailarina del Tropicana con la que inicia una extraña historia de amor. La interpretan el guapísimo Rupert Evans (John Myers en Hellboy y más que probable Supermán en la futurible La Liga de la Justicia), Natalia Verbeke haciendo de cubana y Derek Jacobi (uno de los grandes con títulos como Gosford Park).
Y aunque el autor logra en el primer tramo entremezclar con lucidez los sueños, las esperanzas y el dolor de este ser invariablemente acorralado para el resto de su vida, el problema es que tanta voz en off, tanta cámara lenta, tanta repetición una y otra vez de algunas situaciones parecidas terminan por lastrar una historia que se asienta sobre una historia de amor que no funciona y que radicalmente varía a partir de un brutal giro de guión, ciertamente esperable.
Es cine diferente, singular, comprometido, que merece la pena ver aunque el resultado final deje algo que desear.
Lo mejor: Rupert Evans y Derek Jacobi.
Lo peor: Tanta voz en off y la bondadosa presentación de los presos. ¿Todos son inocentes?
Michael Clayton
Puntuación: 3 estrellas
Michael Clayton es a George Clooney lo que George Clooney es a Michael Clayton. El mismo proceso de toma de conciencia que adopta el personaje que da título a este thriller ha sido el que ha experimentado el actor que lo interpreta.
El sex-symbol que es capaz de llenar los cines con títulos digeribles y olvidables como la saga Ocean’s, se ha ido costeando otros proyectos independientes junto a su compañero de fatigas Steven Soderbergh para demostrarnos que además de guapo es buen actor, y de paso tocarle las narices a los republicanos de Bush. Ya sea diciéndoles que el petróleo no justifica la guerra (Syriana) o que la merma de las libertades públicas no es planteable frente a ninguna amenaza (Buenas noches y buena suerte).
En Michael Clayton la denuncia es una crítica contra una sociedad que no duda en ocultar los más delictivos hechos si ello conlleva una merma de confianza en sí misma o en sus intereses económicos.
Una cinta antisistema para un Clooney liberal, sí, pero que también participa activamente del mismo sistema que critica. Para empezar, Michael Clayton es en una cinta rodada por un gran estudio con diversificados intereses económicos y su protagonista es uno de los rostros imagen de Nestlé, empresa que acumula diversas denuncias. Tal es así que cuando Clooney fue requerido por esta paradoja en el pasado Festival de Venecia la pregunta visiblemente le enojó: "Todos tenemos derecho a ganarnos la vida".
Contradicciones aparte, Tony Gilroy, guionista de la saga Bourne o Pactar con el diablo, demuestra oficio en un interesante thriller en la línea de cintas de denuncia como El dilema, contra la industria del tabaco, o la ya citada Syriana. En este caso se narra la película es la crónica de un abogado de triste figura que, acostumbrado a tapar agujeros en casos peliagudos, tiene que investigar la locura de uno de sus colegas de bufete (un soberbio Tom Wilkinson), que amenaza con poner en peligro la defensa de una gran corporación agroquímica que ha contaminado mortalmente la vida de cientos de granjeros y desea ocultar su responsabilidad.
Con especial cuidado de la fotografía y unos buenos aunque algo densos diálogos, Michael Clayton funciona bien como contenido thriller negro. Si bien es escasamente original, los oscuros intereses que destapa son tan estremecedores que resulta imposible salir del cine sin pensar en la impunidad de los desalmados que rigen los destinos de la civilización moderna.
Lo mejor: Volver a ver al gran Sidney Pollack como actor.
Lo peor: Algunos diálogos son bien densos.
Redacted
Puntuación: 1,5
La única realidad que se explica a los futuros periodistas en su somnoliento paso por las facultades de ‘ciencias de la información’ es que la verdad no existe. Si acaso lo verosímil, es decir, una parte más o menos auténtica de la verdad.
Viene esto a colación de la cita sobre la que Brian de Palma estructura Redacted: "La primera víctima de una guerra es la verdad". Sería más acertado explicar que los gobiernos manipulan la verdad porque su conocimiento pleno se convertiría en algo inasumible para mantener eso que llaman el ‘orden social’.
Y curiosamente, De Palma cae en el mismo error que critica en Redacted, un relato claramente sensacionalista, falsamente verosímil e inteligentemente manipulador en torno a un fin a todas luces loable: denunciar la crueldad de toda guerra y los gigantescos intereses económicos que se mueven en torno a ellas. Pero también critica la manipulación informativa y del sentimiento de culpa de quienes no hacen nada por evitar el horror.
De Palma se basa en la historia real de un grupo de soldados estadounidenses que violaron, asesinaron a una niña iraquí de 14 años y mataron a los miembros de su familia. Pero el realizador nos muestra sólo aquello que le interesa, parcializando la realidad, troceándola a su antojo y‘editándola’ (traducción en español del término ‘redacted’).
Entre medias, el eterno aprendiz de Coppola nos presenta una película de densos y banales diálogos entre los soldados envueltos en una banda sonora que recuerda a Apocalypse Now. De Palma ahonda en la vena ‘voyeurista’ que siempre le ha caracterizado y acierta al romper la estructura narrativa rodando una cinta a base de cámaras de seguridad, videocámaras, imágenes en páginas web y ‘youtubes’, pero muy pronto salta a la vista que De Palma comparte las claves del documental ficticio con el dogmático Michael Moore alejándose de la eficacia de realizadores como Paul Greengrass (Omagh, United 93).
De visión obligada para aquellos que en las manifestaciones contra la guerra de Irak se quedaron en su casa, "la película que Bush no quiere que veas" ha levantado una justificable polvareda en Estados Unidos, aún cuando De Palma ha perdido otra oportunidad de pasar a la posterioridad con un film arriesgado pero excesivamente amarillista. Y sino observen al final del metraje las innecesarias fotos de cadáveres de iraquíes a los que la productora estadounidense mandó borrar la cara, algo a lo que el director se opuso firmemente.
Lo mejor: Es una propuesta valiente y osada que moverá las conciencias de quienes aún crean que la guerra es un juego de niños.
Lo peor: El tono sensacionalista que respira toda la historia.
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