Última actualización: 23/03/07 sesión golfa  

Iván Trash nos va a comentar regularmete sobre los próximos estrenos de cine.

 

 

 

300 dosis de espectáculo

300
300Que no os líen. 300 es puro, duro y simple espectáculo. Y nada más. No pretende ser un documental sobre la batalla de las Termópilas, no pretende dar más lecciones morales que las justas para entender el devenir de los protagonistas. Tampoco tiene las dobles o terceras lecturas que algunas mentes ‘prodigiosas’ le están dando. No busca más que trasladar al cine con absoluta fidelidad la magna y fabulosa obra gráfica de Frank Miller. 300 es lo que parece.
Si a alguien le cabía duda de que Zack Snyder era un prometedor director en ciernes tras la muy aceptable Amanecer de los muertos (con esas maravillosas y apocalípticas escenas repletas de zombis), Snyder se encarga de refrendarlo con 300. Cinta en la que demuestra además que es un tipo solvente, eficaz y capacitado para sacar adelante un proyecto tan lleno de trampas y dificultades como éste.
300300 explora levemente los conceptos de valor y coraje. De exaltación de la vida en libertad aunque a sea costa del mayor de los sacrificios. Ofrece una nueva perspectiva sobre el tan manido mito de los héroes. Aquí esa imagen de heroicidad es la de un tipo que no salva a la chica en el momento oportuno, sino la de una víctima fatal y fatalista que simplemente hace aquello que cree lo correcto.
Puede que el taquillazo que está haciendo haga reflexionar a Hollywood muy mucho. Si Snyder ha rodado en dos meses este proyecto con un presupuesto muy ajustado, con apenas una localización en exteriores y con un año de postproducción, ¿por qué seguir gastando millones de dólares en rodar en exteriores cintas tipo El señor de los anillos?
La imagen de la película está muy currada, aunque al principio algunos efectos especiales parezcan un poco chuscos (ese lobo parece haber sido hecho por el becario de la empresa de FX). Después, los escenarios se alzan con portentosa generosidad.
El homoerotismo que despide 300 es indiscutible e intuyo que pretendido. Bien es cierto que es algo menor que en el cómic, pero muy pasado de rosca para lo que es habitual en Hollywood. Parece haber sido diseñada por Tom of Finland.
300Hay chulazos para todos los gustos y un rey Jerjes que parece salir directamente de la gala drag queen del carnaval de Las Palmas. Atención a la tensión filoerótica de los momentos, a mayor gloria gay, en los que Jerjes toma por la espalda a Leónidas o cuando le dice que lo único que tiene que hacer es arrodillarse ante él y rendirse.
Y decía que 300 es simple espectáculo porque el guión es bastante básico en su planteamiento y peca de una tremenda previsibilidad (todos sabemos quién traicionará, cómo acabará la historia). Motivo por que la película pierde la grandeza de planteamiento que la hubiera permitido ascender desde los terrenos puramente palomiteros al celestial paraíso de las películas para la posteridad. Snyder tiene una nueva oportunidad de alcanzar este objetivo en su próximo proyecto: la adaptación al cine de Watchmen.
300 es un gran espectáculo visual al que hay que sólo hay que reprochar algo más de riesgo narrativo. Le doy: 3 estrellas.


El último show

El último showHace cuatro meses que Robert Altman bajó el telón de su vida dejando como testamento fílmico A prairie home companion (titulada aquí El último show). Una película estrenada hace ya un año en Estados Unidos y que para siempre será la que cierre su abultada, audaz, irregular, estimulante filmografía.

En ella, Altman bromea con la muerte, funde el cine y la vida, ironiza con el éxito y se deprime hasta la nostalgia con las enormes dificultades de mantener la independencia creativa en una sociedad que progresa a marchas forzadas. Con una melancolía del que sabe que el tiempo se le agota, el director nos introduce en un show radiofónico en vivo que durante muchos años ha entretenido a los habitantes de las praderas del sur de Estados Unidos a ritmo de country.

Cada sábado, un pequeño teatro de Sant Paul, en Minnesotta, se llena hasta la bandera para acudir a un show presentado por Garrison Keillor (que tiene un programa en vivo igual al que Altman retrata).

En este show en vivo las grandes estrellas son las hermanas Johnston (excepcionales Meryl Streep y Lily Tomlin), dos vaqueros toscos que logran enganchar como nadie al público (John C. Reilly y Woody Harrelson) y un agente de seguridad, ex detective, que fracasado se encarga de vigilar el chiringuito (buen Kevin Kline).

Lo que nadie sabe es que esa noche el show será el último ya que una compañía de Texas ha comprado la emisora y ha decidido finiquitar la diversión de la gente. Por allí se pasea un poco escrupuloso tiburón de los negocios (Tommy Lee Jones) y una enigmática muchacha vestida de blanco (Virgina Madsen).

El último show me provocó sensaciones encontradas. Por un lado, alabo el enorme talento que Altman despliega sobre cada uno de los fotogramas alternando ficción y realidad, reflexión y entretenimiento. Pero algunos números musicales se me hicieron pesados y tuve una sensación de aburrimiento en el tramo medio de una película cuyo ritmo remonta hacia el final.

El último show es un film irregular sobre el que sobrevuela en todo momento el adiós artístico de un cineasta brillante. Le doy: 3 estrellas. 


Atlas de geografía humana

Atlas de geografía humanaEsta semana una de las propuestas españolas para la cartelera es esta adaptación de la novela de Almudena Grandes, escritora cuyos libros son sistemáticamente adaptados al cine nada más ser publicados. No he leído el voluminoso libro en el que se basa la cinta, aunque quienes sí lo han hecho me han explicado que su adaptación al cine ha debido ser bastante peliaguda por su densidad narrativa.

Crónica de la soledad emocional, Atlas de geografía humana se adentra con bastante más torpeza que acierto en las vidas de cuatro mujeres desesperadas que a la hora de tener que redactar una atlas de geografía se dan cuenta que sus sentimientos son un territorio sin explorar.

La película me provocó una pereza enorme y bastante aburrimiento, algo a lo que contribuyó la aridez escénica y unas largas y tediosas conversaciones entre las protagonistas que te dejan exhausto y sin saber muy bien a dónde se quiere llegar.

Es cierto que la película se va creciendo por momentos, pero el tono general es bastante soporífero. Uno sale con la sensación de no haber conectado en ningún momento con los problemas de estas cuatro mujeres, que sinceramente ma dan totalmente igual. Una lástima.

Atlas de geografía humana es una película plomiza, gris y bastante sosa en su desarrollo. Le doy: 1 estrella.


 



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