22/02/08 sesión golfa por Iván Trash  

Iván Trash nos va a comentar regularmete sobre los próximos estrenos de cine.

 

En un mundo libre...

Puntuación: 3 estrellas

En un mundo libre...En estos días de agitación electoral, algunos miopes políticos andan empeñados en hacernos creer que la inmigración española fue higiénica y apacible, que la firma de un papelito lleno de misteriosas costumbres hispánicas es compromiso imprescindible para acceder a una porción de la tan anhelada tarta de la prosperidad, que quienes llegan de tierras antaño ‘hermanas’ descubren primero y saturan después las milagrosas ‘educación’ y ‘sanidad’ públicas.
En estos días en que los inmigrantes se convierten en moneda de cambio para arrojar sombras de duda y apelar a la muy populista ‘seguridad ciudadana’ para arañar algunos míseros votos, el director Ken Loach reflexiona sobre cómo un grupo de ‘liberales’ empresarios se forra explotando a seres humanos, sobre cómo estos vampiros modernos chupan la sangre de sus esclavos a 5 euros la hora bajo el caparazón de un país que exige y reparte papeles con riguroso control.
Bajo un título que destila utopía y pesimismo a la vez, En un mundo libre... presenta a una madre soltera joven, liberal, comprometida que pasa de explotada a explotadora, de humilde trabajadora a entusiasta enamorada del dinero.
Por primera vez, Ken Loach y su guionista en los últimos trabajos, Paul Laverty, centran su atención en los opresores, frente a la tradicional denuncia social desde el punto de vista de los oprimidos. En un mundo libre... es un acercamiento al interior del alma de una empresaria con escasos principios a la que la ambición y la codicia despoja de escrúpulos.
Loach y Laverty presentan una realidad sórdida, la de los inmigrantes que se hacinan en los barrios marginales de Londres y cada mañana madrugan con la esperanza de que un desalmado se apiade de su cara bonita y les ofrezca un trabajo que mine su salud y por el que cobren la miseria suficiente para no abandonar nunca la miseria.
Aún alabando el mensaje de fondo y la acertada elección de actores desconocidos, En un mundo libre... presenta a un deslavazado, impersonal Ken Loach, que maneja un guión que bascula entre el costumbrismo social y el melodrama clásico sin encontrar nunca el punto de equilibrio. Cuesta creer que detrás de narrativa tan previsible y personajes tan arquetípicos se encuentre el artífice de Lloviendo piedras o Felices dieciséis. Se ve con interés, sí, pero también -he ahí su mayor problema- no deja poso.

Lo mejor: Su mensaje es necesario en una sociedad algo miope en este tema.
Lo peor: ¿Por qué adivinamos de antemano lo que le pasará a la protagonista?


La guerra de Charlie Wilson

Puntuación: 2 estrellas

La guerra de Charlie WilsonEl rito se repite cada año. Las distribuidoras de cine guardan durante meses sus más preciados tesoros para estrenarlos a modo de traca final aprovechando el presumible tirón comercial que propician las nominaciones a los Oscar. Y por eso nos llegan con varios meses de retraso cintas como La guerra de Charlie Wilson, que sin ser nada del otro mundo, al menos se deja ver con curiosidad y atención.
A pesar de la buena acogida en su país, la cosecha de premios le salió rana y sólo alcanzó una candidatura para Philip Seymour Hoffman en la categoría de mejor actor secundario, la misma en la que fue nominado Javier Bardem.
Esta es la inquietante historia real del senador republicano al que hace alusión el título. Un cínico tipo, adicto a la cocaína y las mujeres, que un buen día se fue a buscar enemigos fuera de su país y se alió con los afganos para repeler la invasión de la Rusia comunista. Una acción por la que fue premiado y en la que logró enrolar a los gobiernos de Pakistán, Israel, Egipto, pero también a traficantes de armas, gobernadores de varios estados y una sensual bailarina del vientre.
Aunque cueste mucho encontrar su sello personal, el ácido guión va firmado por Aaron Sorkin, guionista de El Ala Oeste de la Casa Blanca, la mejor serie de política producida hasta la fecha. Sorkin firma un guión demasiado académico, beligerante, entretenido, cínico y efectivo en su mensaje implícito, que secunda la dirección de un Mike Nichols rigurosamente clásico en su ejecución.
Necesitado de un nuevo respaldo del público tras varios fiascos seguidos, Tom Hanks encarna al inmoral senador con la austeridad y escasa expresividad a la que nos tiene últimamente acostumbrados (aunque a decir verdad nunca estará tan horroroso como en El código Da Vinci). Cuesta creerse a Hanks metiéndose rayas y seducido por las más bellas mujeres, por muy trepa que quiera ser el personaje de la excéntrica millonaria que interpreta Julia Roberts, otra necesitada del respaldo del público tras cuatro años alejada de los focos. Ambos se limitan a lo que mejor saben: cumplir. Por el contrario, Philip Seymor Hoffman explora con habilidad los dobleces del agente de la CIA ególatra y acomplejado que interpreta.

Lo mejor: Bajo la apariencia de ser una comedia ligera, se esconde un film bastante combativo.
Lo peor: Mostrarnos el trasero de Tom Hanks, ¿hacía falta?



Luz silenciosa

Puntuación: 4 estrellas

Luz silenciosaCineasta tan rarito como radical, el mexicano Carlos Reygadas debutó con la perturbadora Japón y abrió la caja de pandora con el retrato que realizaba del México contemporáneo en Batalla en el cielo.
En Luz silenciosa retorna al intimismo y se adentra en el opresivo y claustrofóbico entorno de las comunidades menonitas, que a modo de arcaicas reliquias de un pasado no tan lejano habitan en varias partes del mundo, entre ellas el norte de México.
Los menonitas surgieron en el siglo XVI como una corriente protestante arraigada en la tradición  y las costumbres. Por ello son divergentes con la sociedad industrial y residen en granjas agrícolas en la que, por no haber, no hay ni luz eléctrica.
Este ambiente opresivo, conservador, en el que la belleza física se sitúa en un segundo plano y desaparecen las estructuras de la sociedad moderna, es una excusa perfecta para adentrarse en un relato que nos habla de algo tan humano y universal como es el enamoramiento que brota en el corazón de un hombre por otra mujer que no es su esposa.
Profundidad de campo, fotografía evocadora, diálogos concisos y justos, sentimientos a flor de piel afloran en un drama imperfecto destinado a una exclusiva minoría por su parsimoniosa recreación de las situaciones, alargada duración (142 minutazos) y esa sensación permanente de que no pasa nada en la pantalla cuando en realidad pasa todo. En forma de cuento se esconde una emocionante, intensa, evocadora y profunda película de uno de los cineastas más personales y singulares del cine actual.

Lo mejor: Es difícil decir tantas cosas con tan pocos recursos narrativos.
Lo peor: Si no te gustan cineastas como Bergman, mejor no vayas.

 

 

 

 

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