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Comedia, suspense y road-movie
Sin Reservas
Puntuación: 2 estrellas
 Sin Reservas es un remake ‘a lo Hollywood’ de uno de los mayores éxitos comerciales del reciente cine europeo. Me refiero a la entretenida Deliciosa Martha. Este film alemán estrenado en 2002, que pasó desapercibido en España, tuvo como protagonistas a Martina Gedeck y al polivalente Sergio Castellito, que por cierto se llevó el premio al mejor actor europeo por esta interpretación.
Como es política habitual cuando surge una buena idea en otras cinematografías, un gran estudio -en este caso Warner Bros- compró los derechos del film para volver a rodar esta historia romántica de amor a fuego lento con directores, actores y escenarios norteamericanos, en otro claro ejemplo de que el espectador medio norteamericano paga por ver una película protagonizada por un actor de moda y huye como de la peste si la cinta en cuestión es alemana, española o polaca, por poner algún ejemplo, y salvando ‘almodovarianas’ excepciones.
En esta nueva versión se mantiene la esencia básica del guión: una solitaria, perfeccionista y reputada jefa de cocina francesa, Kate Armstrong, ve como su mundo se desmorona cuando su sobrina Zoe se ve obligada a vivir con ella y en el restaurante comienza a trabajar un excéntrico ayudante de cocina, Nick Palmer, cuya pasión es la ópera y la cocina italiana. Además de la estructura narrativa, se mantiene la esencia del guión (personajes encerrados en sí mismos que se abren gracias a un personaje extravagante), además de calcos de escenas en el restaurante y hasta temas de la banda sonora original de la versión alemana.
El cambio sustancial se produce en el tono. En la constante búsqueda de conceder un tono más familiar a las películas para aumentar beneficios, la parte dramática aumenta considerablemente y tiene como epicentro a la pequeña sobrina, interpretada por ese tierno torrente de la actuación que es Abigail Breslin (Pequeña Miss Sunshine).
 A pesar de haber confesado que no tiene ni idea de cocinar, la atractiva y espectacular Catherine Zeta-Jones da vida a la chef con un realismo y veracidad absoluto, desenvolviéndose a la perfección en la cocina. Y al ayudante de cocina le da vida un actor en franco crecimiento como es Aaron Eckhart (Gracias por fumar, La dalia negra).
Ellos tres dan solidez a una película en la que hay grandes secundarios como Patricia Clarkson, que interpreta a la dueña del restaurante de Manhattan donde trabaja Kate. En definitiva, una cinta que parte de una excepcional materia prima titulada Deliciosa Martha y que no aspira a nada más que divertir, emocionar y enamorarnos de un mundo tan complejo y fascinante como el de la alta cocina. Para pasar el rato, no está mal.
Lo mejor: Es un producto ligero y de fácil digestión.
Lo peor: Se le podía haber sacado más partido a la historia y ser menos convencionales.
Disturbia
Puntuación: 2 estrellas
 Realizar un remake de Alfred Hithcock es una misión de por sí bastante complicada. Si a esa tarea encima le añades la imperiosa voluntad de rodar con esas claves de suspense una historia claramente ‘teenager’, la cosa se pone bastante chunga y sólo caben dos opciones: un fulgurante e imprevisible éxito o un fracaso bastante estrepitoso.
Disturbia, remake-copia de La ventana indiscreta, está más cerca de lo segundo que de lo primero, aunque en Estados Unidos la taquilla haya respaldado sorprendentemente la propuesta. Ya se sabe, hoy quienes masivamente acuden al cine son adolescentes en busca de productos muy ligeritos como éste. Y así nos va.
Tampoco es que esta película sea un horror. David J. Caruso, su director, lo intenta y logra algunos momentos atractivo interés y suspense verdadero. El problema viene en el envoltorio, en que hay que conceder mucho tiempo a la clásica y fugaz aventurita amorosa teenager y a unos protagonistas más interesados en ver tías buenas por internet que en desvelar si su vecino realmente es un asesino.
Con respecto al original de Hitchcock, Disturbia tiene muchísimas carencias. Para empezar, en La ventana indiscreta la acción se desarrollaba en un opresivo patio de vecindad mientras que aquí los espacios son muy abiertos y aunque en algún momento se nos quiera engañar dando a entender que la distancia entre la casa del asesino y el joven es mucho menor, el truco de cámara no cuela.
Por otra parte, los personajes de Disturbia (salvo el muy correcto ‘malo’ interpretado por David Morse, abusan de una torpeza demasiado evidente e infantil en su conducta. Su inmadurez, empezando por el protagonista interpretado por Shia Labeouf (Transformers), alcanza en un momento dado incluso al presunto asesino que cuando ha logrado trenzar un plan perfecto para salirse de la suya, decide echarlo todo a perder. Si la véis, ya lo entenderéis. Si a ello le unimos que el uso de las nuevas tecnologías resta eficacia al suspense y que los actores secundarios flojean muchísimo en todos los sentidos, tendremos el resultado de por qué Disturbia será olvidada en un breve plazo de tiempo.
Lo mejor: El presunto asesino que construye David Morse. Produce escalofríos.
Lo peor: No puede negar, ni lo intenta, su vocación de producto de entretenimiento fácil y ligerito.
Qué tan lejos
Puntuación: 3 estrellas
 El fortuito encuentro en Ecuador entre Esperanza, una turista española, y Tristeza, una joven que por amor debe salir de Quito y llegar cuanto antes a Cuenca, conforma la trama de Qué tan lejos, de la directora ecuatoriana Tania Hermida, que ha cosechado un éxito de taquilla sin precedentes en su país con esta ópera prima.
En esta road-movie por el interior de un Ecuador en plena huelga, Hermida realiza una serena e irónica reflexión social a través de los ojos de dos mujeres que miran de modo muy distinto a un país. Mientras que a la impertinente turista española sólo le interesa la belleza del país y hacer muchas fotografías, la joven de Quito vive acomplejada y encerrada en sus libros aferrándose a una aventura amorosa como a un clavo ardiendo. Juntas tratan de descifrar quiénes son, quiénes son aquellos que les rodean y en qué lugar del mundo están para intentar comprender un país en el que “nada tiene que ver con nada”.
Aunque aparezcan los diferentes ‘universos’ sociales que pueblan el país, el Ecuador que retrata Hermida es un país vacío de gente. Casi como un mero escenario en el que transcurre este viaje metafórico.
Qué tan lejos es una de las más acertadas cintas latinas de los últimos tiempos en la que se narra un viaje “universal”. Una búsqueda de sentido individual y colectivo en medio del caos.
Lo mejor: Parece que no cuenta nada pero todos sus detalles cuentan muchísimo.
Lo peor: Da la sensación de que es imposible que todo lo que sucede en la película transcurra en tan poco tiempo (apenas medio día).
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