18/04/08 sesión golfa por Iván Trash  

Iván Trash nos va a comentar regularmete sobre los próximos estrenos de cine.

 

 

 

Elegy

Puntuación: 3 estrellas

ElegyLo mejor que podemos decir de Elegy es que el sello personal de su autora, la barcelonesa Isabel Coixet, se percibe desde el primer fotograma. Elegy es Coixet en estado puro, para goce de sus partidarios y desesperación de sus detractores.
Un factor al que ha contribuido decisivamente la magnífica, cínica, conmovedora historia original en la que se basa el guión, Los animales moribundos, del novelista Philip Roth, ahora titulada ‘Elegía’ en su versión fílmica por obra y gracia de unos productores empeñados ciegamente en implementar su aliciente comercial.
El libro de este agitador de conciencias conservadoras, cáustico analista de la desesperanza de la clase media contemporánea, eterno candidato al Premio Nobel, le venía a la Coixet como anillo al dedo, ya que sus páginas condensan los principales puntales de su filmografía. A saber, el traumático enfrentamiento a la muerte, el miedo a sumergirse en el amor, el inexorable paso del tiempo y la huida hacia delante para no afrontar el descubrimiento del verdadero ‘yo’.
Convencido de que la vejez es una masacre, Los animales moribundo" pertenece a una serie de novelas en las que Roth enfrenta al lector frente a la decrepitud, la enfermedad y la muerte. En este caso, el protagonista es David Kepesh (Ben Kingsley), un profesor universitario de enorme prestigio, aficionado a coleccionar amantes entre sus alumnas con una sola condición: que nunca penetren en su alma.
Consuela (Penélope Cruz) es una más de sus conquistas hasta que su sensualidad, ternura y cuerpo perfecto obligan a David a enfrentarse con su hedonismo vital. Consumido por los celos e incapaz de sellar un compromiso, David cae en la trampa del hombre que fue en el pasado, en un ser temeroso de lo que la vejez pueda depararle.
Nada que reprochar a las excelentes interpretaciones de la pareja protagonista y la de secundarios de la talla de Dennis Hopper, Peter Sargaarsd o Patricia Clarkson. Pero sí a un hermético guión de Nicholas Mayer y una rebuscada dirección de Isabel Coixet, incapaz esta vez de sacar a flote la intensidad, el dolor y la angustia del texto original. Elegy no me conmueve, no me desafía, me deja frío incluso en su tierno clímax final.
Lo mejor: El formidable conjunto de interpretaciones.
Lo peor: El convencionalismo con que Coixet remata algunas escenas. Infrecuente en ella.


Rebobine, por favor

Puntuación: 4 estrellas

Rebobine, por favorEn el anterior trabajo del francés Michel Gondry, La ciencia del sueño, el personaje que interpretaba el mexicano Gael García Bernal interiorizaba y se evadía mediante sus naïf y surrealistas sueños de una cotidianeidad que le aburría y malgastaba.

Seducido por esa misma idea, Gondry rinde homenaje ahora a Hollywood, la mayor ‘fábrica de sueños’, y al cine, más adictivo pasatiempo de la edad contemporánea. Rebobine, por favor es un calibrado, desenfadado, nostálgico homenaje al poder hipnótico que el cine ejerce en millones de personas.

Gondry rueda la típica y amable ‘comedia de colegas’ de los 80 y revisita las películas que generacionalmente marcaron sus tardes de sesión doble, desde 2001: Una odisea del espacio a El rey León, pasando por Los cazafantasmas, Hora punta 2, Paseando a Miss Daisy o Robocop.

Para ello, se vale de la surrealista mirada de dos tipos, Mike y Jerry, obligados a regrabar de forma casera todas las películas de un vetusto videoclub, que se han borrado de golpe debido a una accidental descarga que provoca la desmagnetización de las cintas de VHS.

Un ejercicio de metalingüismo cinematográfico, con un final a lo Frank Capra, en el que Gondry no olvida recordarle al espectador que el auténtico dueño de una obra arte no es el creador o quien paga su creación, sino aquel que la contempla, que se emociona y la redefine según su particular mirada.

Lo mejor: El hilarante ‘remake’ de Los Cazafantasmas.
Lo peor: Su soso comienzo puede desalentar a más de uno.


8 citas

Puntuación: 2 estrellas

8 citasCon la refrescante, aunque trillada, intención de analizar diferentes perspectivas de un sentimiento tan extraño y complejo como el amor, los debutantes Peris Romano y Rodrigo Sorogoyen construyen un manual de amor en torno a ocho historias diferentes.
Y como suele pasar en estos casos, hay historias que funcionan a las mil maravillas, otras que simplemente están bien y algunas que interesan bastante poco. El guión (eficaz aunque sus diálogos no brillen sobremanera) comete tres clamorosos errores. El primero es salirse del tono de comedia para transitar por los terrenos de los dramas románticos con más pretensiones que aciertos.
El segundo es no haberse conformado con cinco buenas citas y haber llegado hasta las ocho, lo que evitaría caer en más tópicos de los debidos y agilizaría el ritmo del relato. Aunque desde luego el más mayúsculo de todos es sacarse de la manga, en la última de las historias, una triquiñuela barata y desacertada para intentar unir el resto de historias entre sí. Simplemente, no funciona.
Romano y Sorogoyen cumplen en la dirección, concediendo a la película una interesante estética y ambientación. Pero que duda cabe de que el principal aliciente de la cinta es el amplio y variado reparto. A saber, Belén Rueda, Arturo Valls, Fernando Tejero, Verónica Echegui, Jordi Vilches, Raúl Arévalo, Adriana Ozores, José Luis García Pérez, Javier Pereira, Miguel Ángel Solá, Ana Wagener…
Lo mejor: Habrá que estar atentos al próximo proyecto de los directores.
Lo peor: Si las citas hubieran sido menos, mejor.


21: Blackjack

Puntuación: 2 estrellas

21: Blackjack“¿Quién no querría ir a Las Vegas y forrarse, no gracias a la suerte, sino por tener inteligencia para ello?”, pregunta en un momento de la película el profesor de matemáticas al que interpreta Kevin Spacey. Aunque parezca producto de la fantasía, la hubo un grupo de estudiantes de Boston que en los años 90 ganaron millones de dólares jugando al blackjack mediante un sistema matemático con el que la victoria estaba casi garantizada. Lo mismo que le sucedió a la española familia Pelayo, sólo que en su caso fue mediante la ruleta.

21: Blackjack se suma a la larga lista de películas cuya temática gira en torno al juego y Las Vegas. Recientes ejemplos son la deslavazada Lucky you o la intimista e intensa The cooler, o como no, la saga de timadores comandada por George Clooney en la trilogía de Ocean’s.

En esta ocasión, el protagonista es Ben (Jim Sturgess), un tímido joven de Boston que busca dinero para poder pagarse la matrícula en Harvard. Ben es reclutado por un grupo de jóvenes de su que van a Las Vegas a jugar liderados por un profesor de matemáticas que se ha adiestrado en un sistema matemático infalible para ganar al blackjack.

Estamos ante el clásico y prototípico drama de aprendizaje, en este caso el de un joven que a sus 21 años -la mayoría de edad en Estados Unidos que permite acceder a todo un mundo nuevo de fantasías prohibidas- descubre que la ambición, el poder y el dinero no lo son todo frente a sentimientos como el amor, la amistad o la familia.

Como entretenimiento, la película funciona a pesar de su largo metraje de casi dos horas, que provoca cierta extenuación en su tramo final. Pero 21: Blackjack es profundamente plana en el tratamiento de sus personajes y de la acción. Cuenta con una cuidada fotografía y buenas interpretaciones, sobre todo la del siempre sobresaliente Kevin Spacey, pero no deja poso y se olvida fácilmente.

Lo mejor: Kevin Spacey.

Lo peor: Es muy previsible.


Las ruinas

Puntuación: 1 estrella

Las ruinasEl miedo a lo desconocido es el peor de todos aquellos que afectan al ser humano. Eso los guionistas lo saben muy bien. En su incesante búsqueda de inexplorados horrores con los que alimentar a los fans del género, se acaba de estrenar la que podríamos catalogar como primer película de ‘terror vegetal’.
Las Ruinas narra la historia de cinco personas que, durante sus vacaciones en Cancún, descubren unas ruinas mayas escondidas tras unas maléficas plantas trepadoras devoradoras de hombres. Los arquetípicos y convencionales personajes inician así la clásica lucha por la supervivencia liderados por uno de ellos.
Es decir, sustituimos al clásico y despiadado asesino –ya sea enmascarado (Jason), surgido de las pesadillas (Freddy Kruger) o psicópata raso (Leatherface)- por plantas trepadores tragonas y bastante lenguaraces y rodamos otra más de adolescentes cruelmente asesinados para goce de un espectador al que le importa un pepino el futuro de cada uno de ellos.
El intento no sería malo sino fuera porque la fórmula evidencia tempranos síntomas de desgaste, los personajes son de chiste (la que se pasa la mitad de la película en bragas es directamente increíble) y el supuesto cine de terror psicológico que anuncian sus autores no traspasa nunca la barrera del mediocre subgénero del terror de adolescentes universitarios con hormonas en plena efervescencia y ropa muy ajustada.

Lo mejor: La ambientación.
Lo peor: El guión es deplorable y los personajes… planísimos.

 

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