14/09/07 sesión golfa por Iván Trash  

Iván Trash nos va a comentar regularmete sobre los próximos estrenos de cine.

 

El recital de Angelina Jolie

Un corazón invencible

Puntuación: 4 estrellas

Un corazón invencibleEl 11 de septiembre de 2001 el mundo, tal y como lo conocíamos, cambió. Cinco meses después, también lo hizo el de Mariane Pearl, esposa del periodista Daniel Pearl, jefe de la oficina para el sur de Asia del diario The Washington Post. Mientras acudía a entrevistar a una fuente que se mostraba muy esquiva, Pearl fue secuestrado en Pakistán por islamistas radicales.
Comenzó entonces una laberíntica búsqueda plagada de trampas para intentar liberarle. Fue imposible. Nunca regresó. Pearl fue exhibido en la televisión mundial y vilmente ejecutado en a las afueras de Karachi por islamistas radicales. Su única culpa fue su devoción por hallar la verdad.
El asesinato de Pearl fue una cruda metáfora del odio generado, el rencor acumulado y la ausencia de diálogo de la era post 11-S. Pero por desgracia, la lista de periodistas asesinados no ha parado de crecer. Todo apunta a que 2007 pasará a la historia como el peor año para la profesión. Más de 100 periodistas han sido ya asesinados durante el primer semestre mientras cumplían con su deber.
Un corazón invencible es la adaptación del libro en el que su viuda testimonió la trayectoria ética y profesional de Pearl y narró los esfuerzos que se tomaron para liberarle de sus secuestradores. Pero por encima de todo, la vigorosa, valiente, conmovedora, antimaniquea película que ha dirigido Michael Winterbottom y producido Brad Pitt, es un poderoso alegato humanista en pro de la libertad, el diálogo y la convivencia.
Winterbottom es un hábil especialista en fusionar ficción y documental, como ya demostró en Camino a Guantánamo o 24 Hours Party People. En esta ocasión saca matrícula de honor gracias a un acertado montaje, una fotografía intimista y la arrolladora fuerza de las interpretaciones de los actores, que a menudo improvisaban como es norma del director.
Angelina Jolie, que preparó concienzudamente el papel para no defraudar a Mariane Pearl, ofrece todo un recital interpretativo. Su soberbio trabajo logra sacar a flote todas las emociones contenidas, la esperanza, la desilusión, la fortaleza y la desesperación de esta mujer a quién los terroristas arrebataron a su marido pero no el valor y el coraje frente a la vida, frente a la búsqueda de una sociedad donde el odio no prepondere.

Lo mejor: Winterbottom  es una maestro a la hora de conferir carácter de documental a una historia de ficción.

Lo peor: Que muchos espectadores pasen de verla pensando que se mostrarán escenas de tortura y la muerte del periodista. No es así.


Hairspray

Puntuación: 4 estrellas

HairsprayA pesar de la tirria que le tengo al genero musical por mis viles prejuicios, esta semana me descubro el sombrero y digo que, en mi modesta opinión, Hairspray es el mejor musical de los últimos años. La obra culmen del petardeo. El chochonismo ilustrado elevado a la quintaesencia.
Una delicia de musical, una fantástica farsa desgraciadamente intemporal porque el elemento de crítica social de la película, el rancio conservadurismo de la sociedad norteamericana, sigue estando vigente 20 años después de que John Waters rodara la que sería su última película ‘trash’, que precisamente criticaba el conservadurismo de la era Reagan. La Hairspray de 1988 también fue la última película junto a su musa Divine, quien murió poquísimo tiempo después del rodaje justo cuando su carrera estaba a punto de pegar un salto importante.
Hairspray es una de esas películas que logran que al salir del cine tengas una sonrisa permanente en tu cara, una energía positiva contagiada por casi dos horas de diversión, ironía, alocamiento y numeros musicales prodigiosamente rodados. Obviamente muchas de las miradas de los espectadores se dirigían a John Travolta en el mismo papel de Divine.
Contemplar al prototipo de macho (recordar al Tony Manero de Fiebre del Sábado Noche) travestirse y bailar con taconazos vestido de folclórica es una cumbre en la historia del cine difícilmente superable en el futuro. Demostrando que se ha involucrado hasta las cachas, Travolta, cienciólogo declarado, parece estar riéndose todo el tiempo con la polvareda que este papel ha levantado, sobre todo entre los parroquianos de su iglesia, que condenan el travestismo. Eso sí que es defender a las minorías, mensaje central de la película.
No hay que perder tampoco de vista a actores como Zac Efron, ídolo teenager allende los mares, que tampoco es para tanto porque en la película acaba marginado por el chaval negro, un auténtico robaplanos. O de Michelle Pfeiffer, que borda su papel de malísima con un repertorio de gestitos y tonos de voz; Christopher Walken y su tienda ‘todo a 100’ puramente almodovariana; y por supuesto el gran descubrimiento, Nicky Blonsky, sublime en su papel de Tracy.
 Pero atención, Hairspray es un remake del musical que poco tiempo después de que se estrenara el film de Waters se adaptó para Broadway. La cinta original es mucho más ácida, tiene un humor más alocado y tiene algunos números musicales pero no se concibió como musical. La versión Broadway incorporó cierta corrección política y un tono pastel general que en esta versión se mantiene intacto. Os recomiendo que aprovechéis para ver la original (y en general toda la filmografía del gran Waters).

Lo mejor: El completo y acertado reparto, la ambientación y, como no, la mayoría de números musicales.

Lo peor: Que pierda parte de la irreverencia y el humor ‘trash’ de la cinta de 1988.


Conversaciones con mi jardinero

Puntuación: 3 estrellas

Conversaciones con mi jardineroAcostumbrado al enfrentamiento argumental de dos personajes, el francés Jean Becker repite esquema en este acertado y sencillo drama que por momentos adquiere tono de tragicomedia. La marcha de un pintor célebre entre los ‘bobos’ parisinos (bohemios burgueses) a su casa natal en la región de los Alpes es sólo la vuelta a unas raíces de un personaje en plena separación sentimental y crisis artística.
A su llegada decide contratar los servicios de un jardinero para recuperar el esplendoroso vergel de su infancia, y descubre que el primer entrevistado es un amigo de la infancia con el que establece una estrecha relación que se sustenta en banales conversaciones que perfilan el carácter de los dos personajes: El pintor (un gran Daniel Auteil), ambicioso, algo vanidoso, infantil, refinado; el jardinero (perfecto Jean Pierre Darroussin), tosco, sencillo, conformista, melancólico, vergonzoso, austero.
A partir de aquí surge una cinta amable, sin pretensiones, de una inocencia infantil que retrata con acierto las dos realidades sociales francesas: la ciudad, de gustos estilizados y vida confortable; y el campo, una pequeña jaula de ambiente opresor.
Conversaciones con mi jardinero es una muy recomendable película a pesar del excesivo empeño de Becker por cerrar todas las tramas que plantea, la intención de otorgarle siempre un tono positivo y amable y la pérdida de ritmo una vez que descubrimos la verdad sobre uno de los personajes y su previsible final.

Lo mejor: Su sencillez en el planteamiento y la empatía que sentimos hacia los dos protagonistas.

Lo peor: Pierde algo de fuelle a partir del momento en el que uno de los personajes descubre su verdad oculta.


Os declaro marido y marido

Puntuación: 0

Os declaro marido y maridoSí, lo sé. El estereotipo suele ser la base para ironizar y crear comedia. A través de esos estereotipos comprendemos quiénes somos y contribuyen a que nuestros defectos se conviertan en mero vehículo para reír. Pero una cosa es que toleremos que ciertas películas se basen en los estereotipos más rancios y desfasados para el humor y otra cosa es el despropósito permanente de Os declaro marido y marido que uno no sabe si es una película homófoba, antimachista, machista, antiamericana, proamericana… o directamente absurda.

Y lo peor de todo es que da igual porque el resultado es tan burdo que sin duda estamos ante una de las peores películas del año. Un bodrio de considerables proporciones que logró toda una proeza: que durante dos horas no emitiera ni una leve risa en el cine y que el resto de espectadores compartieran conmigo la misma cara de horror y espanto ante lo que veíamos.

La historia es simple: Dos grandes amigos que son bomberos deciden pasarse por gays y casarse. Y claro, lo hacen en Canadá para ridiculizar a sus habitantes, no en Nueva Jersey o Massachussets donde ya es legal. El objetivo de casarse es lograr que uno de ellos, viudo, no pierda la pensión de manutención de sus hijos que recibe de Hacienda. Con lo que no contaban es con que los inspectores (¿qué pinta aquí el gran Steve Buscemi?) realizan un seguimiento de estos casos para comprobar su veracidad. Así que ahora deben hacer vida gay, compartir cama y sufrir el rechazo de los muy machos bomberos. Hasta que conocen a una abogada cañón (Jessica Biel) que llevará su caso y a la que el ligón de la pareja se quiere llevar al huerto.

Mujeres que son consideradas tontos muñecos ávidos de perversión sexual, ‘machos-men’ con ganas de meterla todo el rato donde sea, gays que inevitablemente son pintados como freaks siempre al borde del ataque de pluma, políticos de coeficiente intelectual cero y canadienses pintados como seres ridículos de otra galaxia, entre otras lindezas, adornan esta comedieta que se merece el mayor de los olvidos.

Lo mejor: La banda sonora, clásicos gays inevitablemente, y la escena de la ducha. Demasiado ‘pa’mi body’

Lo peor: La federación gay de Estados Unidos ha supervisado el guión en todo el momento. ¡Menos mal! Con estos tipos me siento más tranquilo.

 

 

 

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