Dos comedias, dos venganzas, una faraona
Lola, la película
Todos tenemos una imagen de Lola Flores en la memoria. La gitana de la postguerra que abandonó la miseria y arrebató el corazón a millones de personas; el maniquí perfecto que en los 60 vistió modelazos que la catapultaron a la categoría de icono pop; la aguerrida madre coraje que luchó por sacar a su familia adelante; o incluso la inteligente mujer que reclamó una peseta a cada español para salir del pozo de las deudas con Hacienda.
Todas esas Lolas las conocemos por los medios de comunicación, aunque algunos, ya muerta, se hayan encargado con invariable maldad de intentar ensombrecer su figura a base de patrañas.
La otra Lola que no conocemos, la de sus comienzos humildes, la de sus primeros desengaños amorosos, la de su tortuosa relación sentimental con Manolo Caracol, la mujer que llegó a Madrid con una maleta como única acompañante, es la que Miguel Hermoso retrata en un discutible drama biográfico que se inicia en la juventud de su protagonista y acaba justo cuando se casa con Antonio González ‘El Pescaílla’ y da a luz a su primera hija, Lolita.
Imagino la enorme complejidad argumental de acercarse a una vida tan intensa como plagada de éxitos y fracasos. Vista en su conjunto, a la película, que no ha contado con la participación de la familia, hay que reprocharle que se centre demasiado en los desengaños amorosos de Lola y dedique mucho menos tiempo a los primeros triunfos artísticos que forjarían a aquella mujer que ni cantaba ni bailaba pero que no había que perdérsela.
Eso le concede un carácter folletinesco a una película que transita por vericuetos más propios de barato programa televisivo de corazón que de biografía de una gran artista. Así vemos a una Lola luchadora que no duda en apoyarse en ciertos hombres para perpetrar sus sueños y que no elude detalles de su tortuosa relación con Manolo Caracol. Desconocemos por el momento si esos excesos narrativos fueron los que provocaron que sus dos hijas, Rosario y Lolita, se salieran de una proyección privada a los 40 minutos de metraje.
Con todo, sus casi dos horas de duración saben a poco, lo que es todo un mérito para esta película en la que brilla con luz propia la interpretación de Gala Évora, cantante de un grupo llamado Papá Levante, que en todo momento te hace creer que Lola Flores se encarnó en ella.
Lola, la película es un buen acercamiento a los comienzos de una artista que nos regala una soberbia interpretación de su protagonista. Le doy: 3 estrellas.
Concursante
¿Os imagináis que un premio multimillonario os arruine la vida? A Martín Circo Martín, el protagonista de esta ópera prima de Rodrigo Cortés, el mayor premio económico de la historia de la televisión española le lleva a la bancarrota más absoluta.
Concursante se sumerge en el calvario que sufre un profesor universitario de economía que descubre que llevar una vida de rico no es nada fácil y acaba atrapado en un mar de deudas con Hacienda y con su banco debido a un lote de premios (avión y coches de lujo incluidos) por valor de 3 millones de euros que gana en un concurso.
A lo largo de unos vertiginosos 90 minutos de duración, Cortés nos somete a una historia aciaga y amarga sobre los engaños y las trampas a los que nos somete el sistema. Leonardo Sbaraglia, que da toda una lección interpretativa en este difícil film, es el prototipo de hombre de clase media que fracasa en el intento de ser feliz. Su retrato recuerda mucho al tipo de personaje perdedor que diseñaba Billy Wilder y encarnó a la perfección Jack Lemmon en grandes comedias como El apartamento.
Es una lástima que a Cortés se le escape la película de las manos por una excesiva fragmentación temporal del guión, muchos movimientos de cámara sobrados de ‘videocliperismo’ musical, y la mala terminación de un guión que promete más que da.
La primera mitad de la película es sencillamente magistral. Está a la altura en negrura y mala leche con La Comunidad de Álex de la Iglesia, con la que guarda algunos paralelismos.
Luego la historia decae excesivamente (a partir de la escena en la playa) por culpa de un abuso de tecnicismos y un afán didáctico sobre economía y mundo bancario que termina por producir aburrimiento y sopor justo hasta el desenlace, que peca de una grandilocuencia de planteamiento y un exceso onírico final que no venía al caso.
A pesar de sus defectos de guión y excéntricas modernidades en el rodaje, son muchas más las virtudes de esta cinta, totalmente innovadora para lo que se acostumbra en el cine español.
Os recomiendo que no perdáis de vista esta tragicomedia en la que las risas se tornan amargas y uno sale pensando que, millonarios o no, al final todos acabamos atrapados por unas empresas aún más todopoderosas que El Corte Inglés. Me refiero a los bancos, por supuesto.
Concursante funciona muy bien como comedia, es un excelente debut de su director y uno de los mejores trabajos de Sbaraglia. Le doy: 3 estrellas.
El jefe de todo esto
Otra comedia que también se las trae es la que ha rodado Lars von Trier. Dantesca, dadaísta, surrealista, Lars von Trier presenta en El jefe de todo esto a los seres humanos como permanentes actores en busca de su mejor interpretación, en una irónica concepción de la vida.
Fiel a sí mismo, el realizador de Dogville y Rompiendo las olas acaba de anunciar que ahora tiene la intención de reducir el tamaño de sus películas en cuanto a financiación, tecnología, equipo técnico y reparto, para consagrarse enteramente al rodaje.
Una vuelta a los orígenes la del precursor del movimiento Dogma 95 en la que está acompañado de toda una revolución tecnológica: Automavision. Un sistema de cámara y de sonido desarrollado por el danés para limitar la influencia humana y dejar la puerta abierta al azar. En pocas palabras, es un método de filmación que le otorga, con la ayuda del ordenador, una mayor libertad en los encuadres de los planos ya que la cámara selecciona aleatoriamente el encuadre.
Con este sistema ha rodado esta hilarante, brutal y acidísima comedia. Todo comienza cuando el gerente de una empresa decide contratar a un actor en paro para hacerse pasar por el presidente de la compañía.
La necesidad le viene dada por la inminente absorción de la empresa por parte de otra y la insistencia de los compradores de conocer al presidente antes de formalizar la compra.
La acción (casi toda en el interior de las oficinas) se estructura en torno a tres cuadros introducidos desde la lejanía por Lars Von Trier, demostrando que el jefe de todo esto es realmente él y su aleatoria cámara. Aunque al principio de la cinta, el propio director diga que esta es una comedia ‘inofensiva’, Von Trier ya ha señalado después que este género “nunca es inofensivo”.
Razón no le falta a tenor de lo que aquí nos cuenta. Un buen título para su filmografía y un gran estreno que marca el inicio de una nueva etapa creativa.
El jefe de todo esto es una comedia brutal de un Lars von Trier en plena forma. Un excelente ejemplo de que a veces menos es más. Le doy: 4 estrellas.
Hannibal: El origen del mal
Es triste pero esta precuela de una saga que ya contaba con precuela, me ha dado exactamente igual. Salí de verla con la sensación de haber visto un producto ligero, aburrido y carente de interés. Vaya, que si se titulara de otra manera y su personaje principal no fuera Hannibal Lecter, no iría casi nadie a verla. A lo mejor ni se hubiera rodado siquiera.
Vaya por adelantado que la fotografía es buena, los actores no están del todo mal (al menos creen en lo que hacen, que ya es un punto a favor) y la dirección corre a cargo del solvente Peter Webber que no duda en ofrecer escenas que rozan el gore. Les acompañan en el reparto Gong Li (Memorias de una Geisha), que está totalmente desaprovechada, y Rhys Ifans, que hace de antagonista de Hannibal Lecter.
Por si os interesa, os diré que la trama nos presenta a un frágil muchacho que en plena Segunda Guerra Mundial queda huérfano en una matanza. Junto con su hermana, se refugia en una casa que al poco es saqueada por unos soldados. Un suceso que deriva en una malvada muerte de la hermana de Hannibal y en el despertar de sus instintos psicópatas a medio camino entre la venganza y lo enfermizo.
No salí decepcionado de verla porque acudí pensando lo peor y alertado de lo que iba a ver, pero sigo creyendo que hay personajes míticos que no deberían ser tan injustamente maltratados por puro afán económico.
Hannibal: El origen del mal es un perfecto ejemplo de cómo un excelente personaje es víctima de sí mismo y unos torpes guionistas. Le doy: 1 estrella
Mariposa negra
Me cuentan que está bastante bien el libro en el que se basa este thriller de venganzas sentimentales y políticas en el contexto del Perú de Alberto Fujimori y su infatigable rasputín Vladimiro Montesinos. Sin embargo, su resultado en pantalla se me antoja bastante menos logrado.
Mariposa negra tiene un prometedor arranque. Se nos plantean los sinsabores de una periodista amarillista que debe informar del asesinato de un juez empeñado en arrojar luz sobre uno de los gobiernos más corruptos y oscuros de la Latinoamérica contemporánea. El periódico ofrece un tratamiento muy sensacionalista de la noticia y su viuda acude a la redacción en busca de resarcir el nombre del juez, con el que estaba a punto de casarse.
De la incomprensión inicial de las dos mujeres se pasa a una amistad que sólo busca la venganza por parte de esta viuda capaz de escarbar en la sucia sociedad peruana en busca de quien dio la orden de asesinar a su marido: Montesinos. El objetivo es seducirle para después matarle.
A mitad de camino entre la ficción y los hechos reales, Mariposa negra está mejor intencionada que resuelta. Con esta película me pasa que no me creo casi nada de la historia. Sospecho que la complejidad del argumento ha llevado a los guionistas a dar por hecho algunos acontecimientos, a buscar salidas narrativas cómodas para aligerar la trama a costa de ocasionar una total ausencia de verosimilitud.
Realmente el único aspecto que me interesó es la perfecta recreación de la sordidez del regimen de Fujimori y la recreación de la sociedad peruana de los 90 que padeció a tan nefasto personaje. Ese lado costumbrista es el único enganche para una película que quiso abarcar más de la cuenta.
Mariposa negra funciona más como drama que como thriller. Intenta abarcar mucho y opta por el camino narrativo más fácil. Le doy: 2 estrellas.
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