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Sangría zombi y una rata chef
Planet Terror
Puntuación: 4 estrellas
 Psicópatas despiadados, explosivas persecuciones, personajes marginales, chicas desinhibidas, sangre y violencia a raudales fueron los principales ingredientes que inspiraron el llamado cine de acción y terror de serie B llamado ‘grindhouse’. Normalmente exhibidas en sesión doble, estas películas solían incitar los instintos humanos más bajos en un ejemplo mordaz de pervertido ‘vouyerismo’.
Los orígenes del término ‘grindhouse’ son dudosos y se achacan habitualmente a que las películas se emitían en cines semiabandonados de las periferias urbanas pero también debido a que los fotogramas acababan machacados (‘grinded-out’) en proyectores arcaicos. Como eran películas con muy pocas copias que circulaban por muchos cines, los fotogramas se quemaban con frecuencia, se perdían rollos enteros o presentaban muchos arañazos, saltos y cortes que a veces eran producidos por los propios camarógrafos, que no dudaban en cortar fotogramas con aquellas escenas que les gustaba conservar y empalmar el resto de la cinta.
 Sirva este preámbulo para introducir Planet Terror, la primera de las dos películas del proyecto Grindhouse que han rodado Robert Rodríguez y Quentin Tarantino en homenaje a ese cine al que tanto han imitado siempre. En Estados Unidos se han estrenado ambas películas en un sesión doble que incluía tráilers de películas falsas. Pero en Europa su estreno es por separado. Eso sí, con varios minutos extra añadidos en cada una de ellas.
Hasta el 31 de agosto no podréis ver la orgía de chicas muertas y carreras de coches que ha rodado Tarantino en Death Proof, pero este viernes se estrena la de Rodríguez.
Planet Terror es la lucha por la salvación que un grupo de personajes marginales de un pueblucho de Texas debe afrontar para huir de una bestial plaga zombi. La historia la protagonizan una pareja de médicos del hospital local, un cocinero obsesionado con la salsa barbacoa, un sheriff estoico, policías alocados y una plaga de zombis que disfrutan comiendo vísceras humanas y andan como borrachos emulando al gran George Romero.
Aunque sin duda el gran descubrimiento es el personaje de la go-gó cuya pierna amputada esconde una eficaz ametralladora y que acaba convertida en toda una Mesías de la Humanidad, algo realmente innovador ya que en estas películas suele sobrevivir el chico para después ponerle otra tía buena al lado en la secuela. Este personaje es un hallazgo para la cultura ‘pop’ sólo comparable a la protagonista de Kill Bill.
 Con un ritmo endiablado, Planet Terror es una de las mejores películas de terror-gore de la historia, pero además una comedia ingeniosa e hilarante. Un eficaz ejercicio de estilo rematado con un final kitsch memorable para una cinta que esconde muchas capas de subtexto. Citemos por ejemplo que uno de los personajes centrales afirma haber matado a Bin Laden y cuya ‘recompensa’ fue que el gobierno de Estados Unidos le masacrara con un gas que provoca el virus que le convierte en un zombi vengativo en busca del final de la humanidad.
Lo mejor: Que Robert Rodríguez bromeara esta semana en Madrid con la posibilidad de rodar Machete, el falso tráiler que se exhibe antes de Planet Terror. ¡Cómo la ruede será lo más!
Lo peor: Que mucho público desinformado (sobre todo joven) acerca del objetivo de este homenaje al cine de serie Z, se pueda quedar a cuadros al ver cómo se queman los fotogramas o sospechosamente falta un rollo.
Ratatouille
Puntuación: 3 estrellas
 Remy es una rata que quiere dejar de rebuscar desperdicios en las alcantarillas de París para dedicarse a su gran pasión: la alta cocina. Y para ello, aprovecha la única oportunidad que surge a su paso y aterriza en la cocina del celebérrimo restaurante Gusteau’s de la mano de un atolondrado pinche de cocina llamado Linguini. Juntos diseñan un plan que pone literalmente los pelos de punta y que permitirá que los dos infelices hagan realidad el sueño de su vida.
En su línea argumental, Ratatouille (se pronuncia ra.ta.tu.i) sigue el patrón clásico del simpático personaje que ansía encontrar su hueco en el mundo y al que diferentes factores exógenos le provocan mil dudas. En este caso, es una simpática rata, conocedora del odio que despierta entre los humanos, la que debe elegir entre su familia roedora o la gran vocación de su vida.
Sin embargo, la nueva película de los estudios Píxar no cae en el conformismo de su anterior producción, la fallida Cars, y opta por llenar de peligrosos giros y situaciones rocambolescas las hazañas de Remy. Además de las ilusiones de los dos protagonistas, asistimos a la disputa de la propiedad del restaurante y a un análisis irónico del complejo mundo de la alta cocina inspirándose en un caso real: La retirada de una estrella a su restaurante conduce al suicidio al propio Gusteau’s, motivo por el que encima pierde otra estrella más.
En la línea temática habitual de las producciones Disney, Ratatouille habla de la lealtad y el valor de los lazos familiares, pero sobre todo de la importancia de ser fiel a uno mismo y de la batalla que libramos contra lo que espera de nosotros la familia y lo que en realidad queremos ser.
A la hora de crear Ratatotuille, el director Brad Bird y los guionistas han manifestado su intención de homenajear a los maestros del ‘slapstick’, con Buster Keaton y Max Senett como principales referentes. Ese tono cómico se nota en las mejores escenas de la película y dota a la acción de persecuciones e intrigas que llegan a su clímax en la irónica y divertida parte final. Atención al cameo que se marca Ferrá Adrià poniendo su voz a un exigente cliente del restaurante y a los estupendos paisajes parisinos que los animadores han logrado evocar con fidelidad.
Lo mejor: Aunque la moralina Disney sigue presente, al menos esta vez pasa un poco más desapercibida.
Lo peor: La clásica polarización de los personajes: o son muy buenos o son muy malos.
Los Simpson. La película
Puntuación: 4 estrellas
 Pocas series de televisión han resistido una adaptación a la gran pantalla. Gracias al genio creativo de Matt Groening y su equipo de guionistas, la serie más popular de la historia de la televisión no sólo se ha convertido en una divertida película sino que terminará de enganchar a la serie a aquellos que sólo hayan visto algún episodio suelto o no la hayan visto nunca (¿habrá alguien que nunca haya visto un episodio de Los Simpson?). De hecho, el primer gag de la película se jacta en boca de Homer de la gente que paga por ver en el cine lo mismo que puede ver gratis en la televisión.
Porque realmente esta película es como un episodio el triple de largo de cualquiera de las temporadas (¡18 ya!) de la serie animada. Eso sí, los guionistas no pueden evitar caer en la rutina profesional y por eso hay cuatro mini-episodios (uno por cada 20 minutos, como la duración de la serie) estructurados en torno a la trama global de la película: un incidente medioambiental obliga al Gobierno del ¡presidente Schwarzenneger! a decretar una cuarentena sobre Springfield. Esos cuatro mini-episodios vienen marcados por la aparición de un cerdo del que se hace amigo Homer, la decisión de ‘clausurar’ Springfield, la huida a Alaska y el rescate de la ciudad.
Como ya es habitual en la serie, Homer es el personaje que da (in)coherencia a todo el conjunto de la trama y en torno a él aparecen los 300 personajes secundarios que han dado fama (e interminables tramas) a la serie. Obviamente no todos tienen el mismo protagonismo, pero es un placer comprobar que Groening y los suyos aprecian a sus personajes tanto como para generar escenas masivas que permitan incluirles a todos ellos en su estreno en la pantalla.
La película se centra en buena parte de su desarrollo en la unidad familiar de Los Simpson. Eso está bien porque ayuda a quienes no estén habituados a la serie a conocer mejor a los personajes, pero al fan absoluto le puede generar algo de pereza sobre todo cuando toda la acción (como es el caso de la huida a Alaska) se centra en la familia.
Por lo demás, sólo os diré que si vais a verla no pararéis de reír. Os recomiendo que os quedéis hasta el último título de crédito, porque hay sorpresas.
Lo mejor: Que podamos ver a nuestros queridos Simpson en el cine. Es una experiencia única verles con gente alrededor.
Lo peor: La película pierde algo de fuelle en su tramo medio, pero remonta enseguida.
Cobrador. In god we trust
Puntuación: 2 estrellas
 Paul Leduc es uno de los directores de cine mexicanos más peculiares. Cineasta de culto en los 80, su cine siempre ha estado lleno de un posicionamiento político beligerante frente a la sociedad y ha creado alguna obra muy interesante como Reed y Frida-Naturaleza viva, pero también pretenciosos truños ante los que cortarse las venas.
Retirado del cine desde los 90, hace dos años sorprendió durante un homenaje que se le realizaba en la Seminci de Valladolid con el anuncio del rodaje de una película que se basaba en cuatro cuentos del escritor brasileño Rubem Fonseca.
Cobrador (que lleva como subtítulo el mismo slogan de los billetes de un dólar) es una crónica de la violencia que genera la globalización pero contada al revés. Es decir, desde el punto de vista de los reprimidos por el capitalismo, los explotados, que sueñan e intentan cobrarse la revancha exigiendo al capitalismo lo que le pertenece al pueblo.
Una provocación argumental que se diluye como un azucarillo debido a la presentación torpe, desdibujada, mediocre de una serie de personajes cuyas vidas se cruzan por azar (a veces uno no sabe por qué), que actúan impulsivamente y con los que el espectador no logra identificarse en ningún momento por su comportamiento extremo. O son muy malos o condenadamente buenos.
A mí me parece una película sin alma, que no me conmueve a pesar de las historias tan tremendas que cuenta, como por ejemplo la de ese magnate que se dedica a matar con su coche a jovencitas inmigrantes o la fotógrafa argentina que se rebela ante su familia al saber que sus verdaderos padres son militares que mataron a sus progenitores de sangre o la del brasileño que mata a todo representante del poder.
El montaje es torpe, la planificación de las escenas inverosímil y el trabajo de Leduc sencillamente olvidable. Lo mejor, sin duda, es la banda sonora y las interpretaciones, siempre creíbles a pesar del torpe guión de Fonseca, que peca de ser demasiado literario y de intentar condensar mucho en poco. Una pena.
Lo mejor: Las interpretaciones, en general más que creíbles.
Lo peor: Que esta película sólo la disfrutarán aquellos cuya posición política sea tan radical como la de los protagonistas. |
