La última de Verhoeven, lo más interesante
En busca de la felicidad
 En el inicio de esta cinta se advierte al espectador de que la narración está basada en hechos reales y es el propio protagonista, Chris Gardner, quien nos deja bien claro que lo que veremos es el drama de un padre por triunfar y ofrecer a su hijo un modelo de constancia y amor que imitar.
Gardner es el prototipo de hombre de clase media en la sociedad estadounidense de los años 80. En la primera media hora vemos como este vendedor se aboca a la bancarrota económica y familiar debido al fracaso de su autoempleo como vendedor. Las deudas le ahogan y es expulsado de su casa.
Cuando consigue una oportunidad laboral, se trata de unas prácticas sin remunerar en una empresa de finanzas. Mientras por el día intenta demostrar su valía profesional para los negocios, por la noche duerme con su hijo en albergues para gente sin techo.
Estamos ante otra película típica y tópica sobre el ‘sueño americano’. Su principal problema es la ramplonería de un guión que nos vende esa falsa imagen de que en Estados Unidos es posible alcanzar el éxito si te adaptas al sistema, eres constante y tienes fe.
Los personajes están demasiado estereotipados. O mucha bondad en el momento preciso o demasiada maldad (o mala suerte) cuando interesa. Amén del tratamiento que se da a la madre de la criatura, que un buen día desaparece y no sabemos más de ella con un peregrino argumento.
La película se salva del olvido por las memorables interpretaciones de sus dos protagonistas: Will Smith y el niño Jaden Christopher Syre. No es de extrañar que Will Smith haya obtenido su segunda candidatura al Oscar. Otro aspecto bien logrado es la ambientación del San Francisco de la era Reagan.
En busca de la felicidad es un fiasco sólo salvado por las excelentes interpretaciones de los actores principales, sobre todo Will Smith. Le doy: 2 estrellas.
El libro negro
 Justo cuando la carrera de Paul Verhoeven iba a la deriva en Hollywood (abominables sus últimos trabajos: Starship troopers y El hombre sin sombra), el director neerlandés regresa a su país natal.
Dotado de un enorme talento comercial, Verhoeven emigró de Holanda por la incomprensión de sus paisanos a un cine con descarada vocación taquillera. Y en Hollywood rodó Robocop, Instinto Básico, Desafío total y ese reivindicable fracaso que fue Showgirls.
Su regreso a Holanda ha levantado ampollas por la descarnada imagen que ofrece sobre la resistencia neerlandesa durante la ocupación nazi en El libro negro, otra historia basada en hechos reales.
La protagonista es una suerte de Mata-Hari que se une a la resistencia y a la que se le encomienda la misión de enamorarse de un oficial para intentar sonsacar el máximo de información posible y liberar del cuartel general en Ámsterdam a varios compañeros que han sido apresados.
El libro negro es un thriller cuando menos polémico. Verhoeven se adentra en el alma de unos seres acorralados que intentan encontrar sentido a su huida más allá de unos supuestos ideales.
Aquí los supuestos héroes, los supervivientes del horror y los invasores se abocan a una miseria moral que les mantiene vinculados y de la que intentan redimirse bajo unos falsos sentimientos de solidaridad, amistad, amor. Atención al cruel retrato de la resistencia que se ofrece. En un momento dado uno de sus cabecillas dice: “Importa más la vida un blanco holandés que la de un judío”.
Es en los momentos de mayor tensión y acción donde el film se crece gracias al largo oficio de su director en este aspecto y a excelentes interpretaciones como de la protagonista, Carive Van Houten, y el oficial nazi Thomas Koch.
Lamentablemente, los errores del film son mayores que los aciertos: excesiva duración (¡144 minutos!), total ausencia de verosimilitud por momentos irritante, giros y más giros argumentales, y, el peor de todos, mostrarnos al comienzo del film que la protagonista sobrevivió a todo lo que sucedió. Un thriller que basa toda su propuesta en interesarnos por el destino de la protagonista no puede ni debe caer en este mayúsculo error demasiado frecuente en el cine.
El libro negro es un thiller convincente que gana al espectador por su excelente propuesta visual, tensión dramática y novedoso retrato de los supuestos héroes neerlandeses pero que se alarga hasta la extenuación y tiene demasiados giros. Le doy: 3 estrellas.
Miguel & William
 No hay palabras para definir la surreal astracanada que ha escrito y dirigido Inés París, que parece que se ha empeñado en que cada nueva película suya sea peor que la anterior. Se estrenó con la correcta A mi madre le gustan las mujeres junto a Daniela Fejerman. Ya en solitario aburrió hasta el extremo con Semen, una historia de amor y con este Miguel & William firma un bodrio supuestamente cómico, original y que es pretencioso, histriónico, absurdo, inútil.
La propuesta es original. Los biógrafos de William Shakespeare no se ponen de acuerdo en qué fue de la vida del dramaturgo entre 1590 y 1592. Se supone que viajó fuera de Inglaterra. A su regreso, por cierto escribió sus mejores tragedias: Otello, Hamlet.
En Miguel & William se ironiza sobre la posibilidad de que Shakespeare hubiera venido a España atraído por una mujer española a la que conoció en Londres y por la que se enfrentaría por amor junto al mismísimo Miguel de Cervantes.
Debo reconocer que me reí mucho con esta comedia, pero no por un guión completamente vacío, sino por el ridículo que realizaban los actores intentando poner en pie este disparate que nunca debería haber sido rodado. De Juan Luis Galiardo y Malena Alterio uno ya se espera cualquier cosa, pero ¿cómo es posible que Geraldine Chaplin o José María Pou se presten a tal manchurrón en sus carreras? Claro, que es peor aún el histrionismo de Will Kemp, actor que encarna a Shakespeare.
El despropósito es tal que se propone que Cervantes escribió El Quijote y ‘Chespir’ su tragedia Otelo después de este enfrentamiento amoroso. Para el (infausto) recuerdo se quedará esa estampa de un Shakespeare montado en burro luchando contra los molinos manchegos.
Lo peor de todo es que esta colosal chorrada, esta vergonzosa comedia para niños de dos años de edad, haya contado con mucha financiación pública incluida la Junta de Castilla-La Mancha dentro del IV Centenario de El Quijote. Indignante. ¿Así se promociona a Cervantes?
Miguel & William es un horror, una chorrada de proporciones bíblicas. Le doy: Un cero. Tal cual.
Ases calientes
 Sospecho que detrás de esta decepcionante película existió alguna vez el objetivo de construir una excelente comedia negra de acción sobre tipos perdedores enfrentados en una loca cacería.
Y mucho me temo que la impericia del director y guionista Joe Carnahan, sus intenciones poco ocultas de convertirse en un nuevo Quentin Tarantino y una excesiva dedicación a la violencia en detrimento de la sátira termina por provocar indeferencia.
Rodada a ritmo de videoclip (que es lo que se lleva ahora), Ases calientes está protagonizada por un mago, Buddy ‘Ases’ Israel (Jeremy Piven, de la serie El séquito), que trabaja en casinos de la mafia y que ha intentado trepar dentro de la banda con más amor propio que habilidad (cuentan que este personaje se inspira en el mismísimo Frank Sinatra).
Corre el rumor de que el jefe mafioso, Primo Sparazza, ofrece un millón de dólares a quien le entregue la cabeza del ilusionista, que vive encerrado en la suite de un hotel del lago Tahoe entregado a las drogas y las orgías.
Varios cazarecompensas se ponen manos a la obra. Tres hermanos psicópatas y ultranazis, dos espectaculares mujeres (una de ellas la cantante Alicia Keys), un matón experto internacional de la tortura, otro asesino que, cual Mortadela, es consumado artista del disfraz y una banda bastante cutre liderada por Ben Affleck que ha sido contratada por los abogados para encontrar al mago antes de que sea demasiado tarde. Para colmo, Ases ha decidido testificar para no ir a la cárcel y el FBI, dirigido por Andy García, monta un enorme operativo para rescatarle comandado por el actor Ray Liotta.
Ases calientes basa todo su éxito en el carácter decadente, grotesco de los personajes y en su supuesto enfrentamiento. A mí me aburrió notablemente y me desesperó la pretenciosidad de Carnahan que pretende vendernos este envoltorio vacío como una cinta innovadora y diferente.
Ases calientes tiene un buen arranque pero pronto decae la historia por su debilidad argumental y los intentos del autor de que empaticemos con los personajes mediante giros de guión a cuál más increíble. Le doy: 2 estrellas y gracias.
Pulse (Conexión)
 Parece que las mejores ideas de terror llegan desde Japón y Pulse (Conexión) es otro remake de una cinta del país nipón. En concreto de Kairo, escrita y dirigida por Kiyoshi Kurosawa.
El argumento se centra en cómo las nuevas tecnologías (Internet, móvil…) son utilizadas por seres de otra dimensión para colarse en nuestro mundo, provocar el caos y alimentarse de nuestra energía hasta la muerte.
La película está eficientemente protagonizada por Kristen Bell (Verónica Mars), Christina Milian, Ian Somerhalder (chulazo, actor y ex modelo con el que nos deleitamos en Perdidos). Lo mejor que podemos decir de ella es que tiene algunos momentos de altura, sobre todo en su tramo final, y que recuerdan al mejor Craven.
Miedo no da mucho, más bien habría que hablar de una película de suspense que renuncia a cualquier explicación lógica. Esta renuncia a cualquier coherencia narrativa es su principal fallo.
Encima, a mí esta historia me recuerda mucho a otras vistas anteriormente y que fueron mejor contadas. Quizá el referente más claro es 28 días después (esa imagen de la ciudad vacía y la gente huyendo), El grito o incluso The Ring.
Por ello, Pulse (Conexión) no me provocó ninguna emoción especial y, desde luego, no pasará a la historia del género.
Pulse (Conexión) se deja ver pero no aporta nada nuevo y renuncia a cualquier lógica narrativa. Le doy: 1 estrella. |
